El enfermero Jorge Ángel.

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«Este es un caso de deshidratación de piel». Con estas palabras inicia Jorge Ángel, enfermero, un vídeo en sus redes sociales advirtiendo de los efectos negativos de la deshidratación, la cual puede afectar a nuestra piel tal y como ha mostrado en el vídeo.

«Puede verse está deshidratada por como se siente y se pliega», explica el profesional de la salud mientras toca el brazo de una mujer anciana, la cual se observa con múltiples pliegues tal y como si fuera papel. De hecho, Ángel explica que la tercera edad es especialmente susceptible a los efectos de la deshidratación, tal como su paciente María, de 94 años.

@enfermerojorgeangel

Piel deshidratada ✍️ hay que beber agua 👍

♬ sonido original - Enfermero Jorge Ángel

Para prevenir los efectos adversos de la deshidratación, el enfermero da una solución que en un principio parecería obvia pero que mucha gente no aplica: «Hay que beber mucha agua», a lo que añade que, si observamos la piel desgastada por la falta de agua, convendría aplicarse crema hidratante.

La deshidratación, un problema para la tercera edad

Uno de los desafíos más comunes de la tercera edad es la deshidratación, un problema que no siempre se presenta con señales evidentes, pero que puede tener serias consecuencias. Según la AARP, una ONG enfocada en los adultos mayores, si una persona mayor de 65 años siente sed, probablemente ya esté algo deshidratada.

Sentir la boca seca es otra clara señal de advertencia. Esto se debe a que, al disminuir la producción de saliva, la lengua pierde su apariencia saludable y se torna opaca. En casos extremos, aparecen llagas, todo relacionado con la falta de líquidos. La AARP aconseja que incluso si no se siente sed, los adultos mayores deben beber agua regularmente y optar por bebidas deportivas, gaseosas sin cafeína ni azúcar y alimentos ricos en agua como sopas, sandía o pepino.

El agua es esencial para eliminar toxinas y mantener el sistema digestivo activo. Una ingesta insuficiente de líquidos puede provocar menos micciones o evacuaciones irregulares. Si se nota que se va al baño menos veces de lo habitual, es otra señal que no debe ignorarse.