Un mallorquín explica los grandes contrastes de vivir en la Isla o en Madrid: «He ido ganando tolerancia»

El colaborador de 'La Revuelta' Yunez Chaib le explica a David Broncano cómo han sido sus tres últimos años viviendo en la capital después de dejar Manacor

El colaborador mallorquín de 'La Revuelta', Yunez Chaib.

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De Manacor a Madrid. El colaborador mallorquín de 'La Revuelta', Yunez Chaib, sorprendió a David Broncano explicando cómo han sido sus tres últimos años viviendo en la capital después de dejar la Isla. Una experiencia llena de contrastes que no ha sido nada fácil para el humorista. «Estoy de celebración, llevo 1.297 días viviendo en Madrid. Tres años y medio, viniendo de Mallorca», le dijo al presentador.

«Cuando llegué aquí no me enteraba de nada, iba apuntando las cosas que me sorprendían. Poco a poco he ido ganando tolerancia. Es como las películas de miedo que poco a poco te van dejando de dar miedo. He ido apuntando las cosas que me han sorprendido estos años y vengo a exponerlo», aseguró Chaib mientras señalaba una pizarra con la silueta de la comunidad.

«Yo no tenía ni idea. Madrid viene del árabe que significa: lugar abundante en especulación inmobiliaria», empieza diciendo. Y añade: «Nada más llegar lo que me sorprendió fue que los conductores de autobús arrancan antes de que la gente esté en su sitio. Arrancan a tope. He visto a señores poniéndose magnesio en las manos para subirse al bus».

El segundo contraste entre la Isla y Madrid fue el ambiente de la ciudad. «Una cosa que me vuelve muy loco son los madrileños genéricos, salen todos los días. Cada día puedes salir de fiesta», asegura. Para después contarle algunas anécdotas a Broncano sobre sus salidas nocturnas por la capital.

Sin embargo, a pesar de haberse adapta a ese ritmo de vida, el mallorquín todavía anhela algunas de las cosas que tenía en Mallorca. «Echo de menos la playa, me falta la humedad en el aire, me falta la familia, que la gente no vaya corriendo por la calle. Atención sanitaria un poco. Pero lo que no me falta es que me levanto por la mañana y escucho: pio pio, de un semáforo, claro. Mira me conformo», acaba diciendo.