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Rossy de Palma es la protagonista del nuevo capítulo de Estirando el chicle, ya disponible desde este domingo. En él, la actriz, que habla de muchas cosas sobre su profesión, el cine, y su vida, se ha detenido en un extremo que tiene que ver con su físico.

En concreto, sobre las críticas que recibía por él. "No me siento abanderada de nada, pero me encanta que ahora caras un poco peculiares no tengan que pasar por lo que yo pasé", introduce la intérprete, antes de denunciar las críticas y los comentarios que recibía por ello.

"Yo me veo de joven y era monísima, no sé por qué me veían fea", se queja. "Es verdad que algunos les molestaba mi nariz, pero era un problema de ellos. Yo decía que no iba a cambiar algo que les molestaba a otros, pero no a mí. Me culpaban a mí de algo que yo no había elegido. Eso me abrió un mundo psicológicamente y sociológicamente muy interesante, porque mientras ellos no veían más allá de mis narices yo indagaba sobre cómo era esa persona", relata.

Sobre los comentarios hacia su nariz, recuerda. "Eso me pasa en el colegio. Decía: 'cuando deje el colegio me ahorraré a todos estos necios, pero es que el colegio no lo dejamos jamás. Vivimos en un colegio eterno", asegura.

Además, lanza una reflexión final sobre el tema. "Me encanta que se haya abierto a todo tipo de morfologías, no hemos llegado hasta donde queremos, pero hemos evolucionado", se congratula.