El valor del sector social

Entre el dolor y la esperanza

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La reciente tragedia en Badajoz, que acabó con la vida de Belén, una educadora de 35 años, víctima de una brutal agresión por parte de tres menores en un centro socioeducativo de reforma, ha golpeado duramente a la sociedad pacense, al sector social y a toda España. La indignación y el dolor por su pérdida no solo nos invitan a reflexionar sobre los recursos sociales, sino también sobre la gran labor que realizan los profesionales sociales en situaciones de alto riesgo, muchas veces invisibles para la sociedad.

Educadores sociales, integradores, trabajadores familiares, psicólogos..., son quienes a diario trabajan con los más vulnerables: menores con historias de abandono, maltrato y otras situaciones extremas, personas con discapacidad intelectual severa, personas con conductas agresivas entre otros perfiles. Estos profesionales ponen su alma y su corazón para mejorar la vida de quienes más lo necesitan, sin esperar nada a cambio, a pesar de las enormes dificultades y sacrificios que su labor conlleva.

Aunque el dolor por la muerte de Belén es innegable, esta tragedia no debe servir para criminalizar a los menores tutelados. Los jóvenes no nacen siendo criminales, sino que son sus circunstancias y el entorno en el que crecen los juegan un papel fundamental    que marca su camino. Por ello, la apuesta debe centrarse en reflexionar sobre las causas que generan estas situaciones y actuar en consecuencia, fortaleciendo los mecanismos de prevención y atención temprana donde la intervención y trabajo de los profesionales del sector social se hace más necesaria que nunca.

Es triste que haya tenido que ocurrir un hecho tan doloroso para dar visibilidad a la labor de estos profesionales y para recordar que aún queda mucho por hacer como administración, como profesionales y como sociedad.

En este sentido, desde el Consell Insular de Menorca estamos comprometidos en mejorar la atención en nuestros recursos. Concretamente en el ámbito de menores, a lo largo del 2024, desde el departamento de Bienestar Social se han dado pasos significativos hacia la mejora de los servicios disponibles. Un ejemplo de ello es la apertura de un nuevo recurso para menores tutelados, diferenciando perfiles y edades, y el refuerzo del equipo de profesionales sociales con la contratación de 10 nuevos trabajadores para garantizar la seguridad de los profesionales y de los menores.

Lejos de demonizar a los menores con conductas problemáticas, es fundamental que como sociedad reflexionemos sobre el rumbo que estamos tomando. La violencia juvenil no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de un sistema que necesita una revisión urgente. Es necesario revalorar nuestros principios, estructuras de apoyo y modelos de convivencia.

En este contexto, resulta fundamental reconocer y valorar el esfuerzo de los profesionales sociales, reconocer la importancia de su trabajo y garantizarles los recursos necesarios para seguir desarrollando su labor de manera segura y eficaz. La sociedad debe respaldar a aquellos que, como Belén, dedican su vida a hacer de nuestro mundo un lugar más justo, contribuyendo directamente a la construcción de un entorno más saludable para todos.