Directo al grano: Comencé esta miniserie sobre Europa, en Suecia porque fue allí donde se gestó la comodidad social democrática que se expandió por todo el continente años después y una vez asentadas las consecuencias de Yalta. Una socialdemocracia que gobernó con éxito popular en diversos países europeos con Helmut Schmidt, con Mitterrand, con Felipe González... pero que, con el tiempo y después de haberse alternado en los gobiernos con los conservadores (a los que contagió no solo sus beneficios sino también sus maleficios) ha colapsado por la permisividad con la inmigración y las consecuencias de la globalización. La prueba está en los crecientes resultados electorales de partidos que priman el localismo antes que la internacionalización prevista inicialmente en Europa.
Además de las dos causas que ya apuntamos en el anterior artículo (la falta de una defensa militar propia y las exageradas políticas ecologistas que han debilitado una gran parte de la industria europea) hay que mencionar la falta de decisión de los 27 para aunar políticas y presupuestos con el fin de unificar y personalizar Europa. La burocracia ha oscurecido buena parte de las expectativas creadas en su día por aquella pionera CECA de 1951 bajo la ‘inspiración’ de Schuman y Jean Monet, con los auspicios de De Gaulle y Adenauer. Aquello alumbró la llamada Europa de los seis: Francia (incluyendo a Argelia que entonces formaba parte de la República Francesa), Alemania Occidental, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos.
En 1993 el Tratado de Maastricht (por cierto, en El Escorial se pueden ver magníficos lienzos con escenas de la toma de la ciudad por los Tercios españoles de Felipe II) transformó la ya entonces denominada Comunidad Económica Europea CEE que allá mutó en Comunidad Europea (CE) para «reflejar no solo su carácter económico sino también político». Después, en 2009 y por el Tratado de Lisboa, se unificaron los llamados 3 pilares (uno: método de integración en la Comunidad, dos: política exterior y de seguridad común, tres: cooperación policial y judicial) transformándose finalmente en la actual Unión Europea.
Y esa es la unidad económico-política que debe hoy enfrentarse a los nuevos retos de un continente que no puede dejarse avasallar por quien quiere repartirse el mundo sin contar con su opinión. Ya es hora de que Europa despierte y muestre su fortaleza (una de las cosas positivas inducidas por Trump es que haya forzado a Europa a mover ficha). Las reuniones de estas últimas semanas son un comienzo positivo. Esperemos que los gobiernos de todos los 27 países que hoy conforman la Unión estén a la altura de los tiempos que vivimos. Algunos, como el español que, por voluntad propia, está obstaculizado por su sección comunista, tendrán que decidir de qué lado están. Y deberá de hacerlo sin tapujos y con hechos, no con la palabrería usual para salir del paso. España dispone de muchos recursos que se despilfarran por intereses y compromisos políticos plenamente prescindibles si cambiaran los equilibrios políticos. La nueva realidad deberá de redimensionar el gasto del Gobierno español ya que solo un aumento de la deuda sería letal para nuestro país.
Es la hora de priorizar necesidades y dejarse de utopías ideológicas. Hay que volver a hacer fuerte Europa. Hay que hacer ver a quien, en su país, preconiza el MAGA (Make América great again) que Europa también preconiza su MEGA (Make Europe great again).
Notas:
1- El fallecimiento de Juan Hernández Andreu nos ha devastado. Un auténtico ilustrado. Descanse en paz.
2- Madrid. Martes 4 de Marzo. Mediodía. Puerta de Alcalá, concretamente donde el paso de peatones entre las dos aceras de los kioscos que miran a Recoletos. De repente, a mi lado, se me aparece Víctor de Aldama en persona. Cruzamos miradas. Tiene mejor presencia en vivo y es más alto que lo imaginado. Parece un tío inteligente. No tiene cara de delincuente, incluso podría parecer una buena persona preocupada. Va solo y sin escolta. No veo que le persiga nadie. Tampoco la UCO. Yo cojo un taxi y él cruza el paso. Verídico, se lo aseguro.
3- La ‘quita’ puigdemoníaca es una inmoralidad. Iguala a los derrochadores con los cautos y prudentes.
4- Cataluña, capital Waterloo... y a veces Ginebra. Nada se decide ya en la Plaza de Sant Jaume donde solo vive la marioneta de Sandie Shaw. ¿Se acuerdan de «Puppet on a string»?
5- La medida lingüístico-racista que se quiere imponer en Cataluña es un ridículo brindis al sol: todos los negocios necesitan mano de obra, hable o no parli català. Otra estafa sanchista a Junts que necesita recolectar gestos populistas para enfrentarse a su rival, Aliança Catalana. Pero ¡Qué ridículo!
6- La parte de la Caixa dedicada a los negocios regresa a Cataluña pero no Caixa Bank que seguirá en su actual sede valenciana. ¡Ah! Y no se confundan: seguirán admitiendo cuentas en español.
7- Lo del catalán en Balears es simplemente patético. Solo logran aburrir y cargarse nuestras formas vernáculas.
8- Ya falta menos para que Menorca reverdezca ante la cercana primavera después de su desoladora hibernación. Pronto pasará de la tristeza a la alegría, del cierre a la apertura, de la nada al todo.
9- Fue reconfortante saber que, según una encuesta de «Es Diari», el 84 por ciento de menorquines no vieron la concesión de los Goyas. Propaganda política y arte no cuadran.
10- Bien regresado sea el querido amigo en la disidencia que acaba de volver de Japón. A ver qué nos cuenta el próximo sábado a los nuevos libertarios, esos que no seguimos anclados en los setenta, aquella zona de confort.