Fela Saborit
Fela Saborit

Periodista especializada en Salud y Sociedad

Vía libre

Necesidades reales

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A comienzos de 2023 el Parlament aprobó la Ley de Actividad Física y el Deporte. Además de destacar la función de cohesión social de la actividad deportiva, su innegable papel en una vida saludable, de ser motor generador de economía con espectáculos y competiciones, y de aportar una serie de valores como el compañerismo, la igualdad y el rechazo a la violencia en la edad escolar, la norma recomienda planificar las instalaciones a consells y ayuntamientos. Es competencia municipal elaborar dichos planes de equipamientos a medio y largo plazo para cubrir las necesidades de cada localidad, atendiendo a la población, a su proyección de crecimiento futuro y a la demanda existente de cada una de las prácticas deportivas, que es cambiante.

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Como en todo, en el deporte hay modas, en los años 80 por ejemplo el squash experimentó un boom entre las disciplinas de raqueta, y eso hizo que florecieran pistas por todo el país, que después se marchitaron y dejaron paso ya en los 90 a las de pádel. Es complicado, nadie puede augurar si de aquí a 14 años un pueblo entero se lanzará a la práctica del aquagym pero de momento, el Ayuntamiento de Ferreries ha renunciado a construir su piscina, pese a que en esa hoja de ruta de equipamientos, que abarca de 2025 a 2039, se contempla dicha instalación como una posibilidad, si bien con una demanda de solo 279 usuarios potenciales.

La decisión choca porque suele suceder todo lo contrario, por pequeño que sea un municipio, y por más que se dupliquen instalaciones, todo el mundo quiere tener lo suyo, aunque eso signifique gastar dinero para contar con equipaciones infrautilizadas, con una inversión imposible de amortizar y que genera un déficit inasumible. Aunque la oposición critica la falta de diálogo sobre un plan que compromete futuros mandatos, de momento el Ayuntamiento se baja de la carrera por las piscinas y de que el negocio, después, haga aguas.