Inmersos en los cambios, resulta difícil analizarlos con calma. Por eso andamos despistados y estupefactos, intentando que alguien nos oriente y tranquilice. Solo vemos hechos confusos que nos dejan con la boca abierta y el corazón encogido. ¿Quién puede explicar lo que está ocurriendo?
Hemos pasado sin anestesia del macho alfa al macho alfalfa y de la mujer enamorada a la mujer empoderada, de la decadencia a la agonía de Occidente, de la ceca a la meca.
¿Qué tienen en común Errejón, Monedero y Rubiales? Las ideologías son anteojeras toscas que no dejan ver según qué cosas. Condenamos unas y disculpamos otras por afinidad o simpatía.
Hacemos carreras para ver quién tiene más inteligencia artificial. El fin vuelve a justificar y a controlar los medios.
Principios, creencias y cultura van cayendo en desuso. Mutación social donde todo está relacionado. Lo que pasa en el lugar más remoto puede afectarnos, si poseen tierras raras o algún material codiciado.
El sistema de pensiones es insostenible pero todos coinciden en dejar las soluciones para mañana.
Las superpotencias se reparten el mundo. Siempre ha sido así, pero no a la velocidad actual. Cuando no eres una superpotencia, eres parte del reparto. Ya lo predijo Ortega y Gasset con una clarividencia asombrosa. La razón es histórica y la rebelión de las masas, inevitable.
El megaempresario Trump sabe que una forma rápida de acabar con la guerra es rendirse.