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La herencia más tóxica que le dejó Francina Armengol a Marga Prohens es la llamada internalización de los informativos de IB3. Eso de hacer funcionarios sin concurrencia a más de 300 trabajadores de una empresa privada es difícil de digerir, pero es que además existen dudas legales. Hay personal de IB3 que no acredita la titulación suficiente para su puesto de trabajo en la administración pública. Un funcionario-periodista necesita estudios universitarios específicos para desarrollar su trabajo, y algo parecido ocurre con los técnicos. Si no tienen el título, ¿cómo pueden ocupar una plaza? ¿Por escalafones? ¿Por experiencia? Hacer trajes a medida es arriesgado, bordea el fraude de ley. Y eso afecta a Prohens, por mucho que fuera Armengol quien iniciara el proceso a la brava y con gran ligereza. Pero el comité de IB3 presiona con fuerza, como le corresponde.Ya ha vencido al dimitido director general Albert Salas, quien se lamentó con amargura de su desgaste en apenas un año. Además, los trabajadores apuntan a la necesidad de aumentar el presupuesto y crear nuevas plazas laborales para dar continuidad a la radio y a los tres informativos diarios de la TV. No es lo mismo trabajar en una empresa privada, que arriesga, que en un organismo público, que tiene asegurada la supervivencia y dispara con pólvora de rey. Profundizar en la internalización en función de los empleados y no del servicio nos lleva demasiado lejos, como a lo contradictorio que siempre ha sido conjugar el horario del funcionario con la entrega vocacional del periodista. Así que paro de escribir. Ya lo veremos venir.