Es denigrante que la ministra de Hacienda compita en mentir como su jefe, Pedro I, El Mentiroso, pero es mucho más peligroso que su manera grosera de manejar el dinero de los contribuyentes, como si fuera suyo, o de un tío rico de América, pueda incitar al delito fiscal.
Podemos soportar que se ponga campanuda y solemne en el Congreso de los Diputados, y mienta en sede parlamentaria, asegurando «este Gobierno no va a subir los impuestos, ni a la clase media, ni a la clase trabajadora». Palabra de doña María Jesús Montero, es decir, palabra de una embustera pública, que miente en el Congreso, porque ya pagan hasta los que cobran el salario mínimo. Por ahora, parece que los limosneros de las puertas de las iglesias y los semi-indigentes de los hipermercados se libran.
Nos molesta que nos tome por imbéciles y diga que Bruselas exige que España suba los impuestos porque somos los que menos pagamos de la Unión Europea, afirmación de la trolera e infundiosa doña María Jesús Montero, porque lo que pide Bruselas es que se equilibre el gasto, y España va un 17 por ciento más sobre la media impositiva de la Unión, gracias al esfuerzo en aumentar impuestos de la gran tramposa.
Este permanente insulto a la inteligencia de quienes le pagamos el sueldo hasta se puede soportar, pero lo que, con un descaro y desparpajo grosero, raya en la imprudencia es que algunas de sus acciones comiencen a incitar al delito fiscal. Por ejemplo, como si el dinero de los contribuyentes fuera de su patrimonio personal, coge de la caja común más de 500 millones de euros y «se compra» la alcaldía de Jaén. Por ejemplo, cede el 15 por ciento de la fiscalidad a los separatistas catalanes y sus acólitos -o sea Salvador Illa- a la espera de cesión del cien por cien de la Agencia Tributaria. Bueno, ha dicho unas cuentas veces que no habría cupo catalán, pero es la palabra de una cuentista.
Ante este saqueo basado en el egoísmo partidista y sectario ¿no habrá miles de españoles que vean que Hacienda no somos todos, sino solo los españoles de centro y derecha, que no sean nacionalistas? Si llego a un acuerdo con el del taller, y los 1.210 euros por la reparación del coche, los convierto en 1.000 euros, me ahorro los 210 euros del IVA. Yo nunca lo haría. Pero cuando la gran trolera ceda la recaudación a Cataluña, cientos de miles de españoles pensarán, aunque no lo digan que, con esta mentirosa, Hacienda ya no somos todos. Y, cada día, se nos pondrá más cara de gilipollas. No por culpa nuestra, sino por quien se comporta como la dueña de un cortijo, que es de todos los españoles, no de ella y su partido.