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El otro día oí de alguien esta frase que invita a la reflexión: «Una pequeña acción suele tener más peso que mil palabras grandilocuentes».

Efectivamente lo que importa en la vida son las obras, no el blablablá.

Lo que puede transformar el mundo son las acciones, no las palabras fantasiosas.

Cuando una persona habla mucho y hace poco, no convence a nadie y pronto queda desprestigiada.

Cuando una persona habla mucho y hace poco, emprende un camino equivocado que no conduce a meta alguna.

El peso de las palabras es mínimo. Lo que importa es el peso de las obras que logran cambiar muchas situaciones difíciles.

Habla poco, lo necesario, y actúa con decisión y eficacia. No te arrepentirás.