TW

En las predicciones del tiempo, de las que nos informan varias veces al día, se insiste en que son mucho más fiables a corto plazo, y bastante menos si hablan del mes que viene, o del año que viene. Lo mismo sucede con otras previsiones (económicas, políticas, bursátiles), en las que suele mandar el corto plazo, mientras el largo (digamos apenas un año), está sujeto a continuas revisiones por su volatilidad y falta de exactitud. Se diría entonces que si hay que profetizar, profetiza para hoy, o para mañana como tarde, porque más lejos ya es meterse en líos. Sin embargo, el corto plazo, muy usado por el PP para predecir la caída del Gobierno, solo funciona con las profecías pequeñas, y si quieres profetizar en grande (el PP no lo ha entendido), jamás hay que quedarse corto. Te pillan los fallos enseguida, quedas como un oráculo incompetente. Vean si no lo cortas que se quedaron las grandes obras proféticas del último siglo.

Noticias relacionadas

El gran George Orwell publicó en 1949 su célebre distopía 1984, y 40 años después, exactamente en 1984, no había acertado ni una. La obra se salva por sus metáforas y alegorías, y aunque funciona como sátira social, de una auténtica profecía se espera algo más. Peor fue el caso de 2001, una odisea en el espacio, que estrenada en 1968, pronosticó para ese ya vetusto 2001, 33 años después, naves espaciales y una IA con instinto asesino, el robot HAL. Un exceso de anticipación, que ni las metáforas pudieron salvar. En Blade runner, de 1982, intentaron tomar más precauciones situando la acción muy lejos, en 2019, a fin de hacer creíbles los coches voladores, las naves más allá de Orión y los tristes replicantes, que a la IA añadían EA, emociones artificiales. Y se quedaron más cortos todavía. Habrá que esperar algunos siglos para aproximarnos a ese mundo, porque o nuestros profetas no calculan bien el tiempo, o tienen una fe desmedida en la velocidad del progreso científico. Y qué decir de Terminator, que en 1984, además de predecir para 2029 una IA global (la red Skynet), dio por habituales los viajes en el tiempo. No, nunca profeticen a corto plazo. La cagarán. Hagan como Aldous Huxley, que situó su distopía Un mundo feliz en 2540. Así sí.