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Hace un par de semanas, el presidente de AENA, Maurici Lucena, estuvo en Menorca para dar una charla en el Ateneu de Maó. Aprovechó su intervención para hablar con entusiasmo de los grandes beneficios y dividendos que tiene la empresa pública, de su expansión internacional y del décimo aniversario de su salida a bolsa.

Pensaría Lucena que saldría de ahí con una exposición triunfal, pero se sorprendió al ser preguntado insistentemente por la torre virtual. Y es que el público asistente estaba allí precisamente para preguntar sobre este polémico proyecto, paralizado ahora por las graves deficiencias técnicas detectadas, y no para escucharle divagar sobre los éxitos económicos de AENA.

Y aquí viene lo importante: Lucena, y por tanto, AENA, reconoció por primera vez que la apuesta por la torre virtual -que ha costado millones de euros- es, en sus propias palabras, un «experimento» que no se pondrá en marcha en un corto periodo de tiempo. Un experimento fallido, una chapuza que ha sido denunciada desde el primer día por los controladores aéreos, los sindicatos y por la mayoría de partidos políticos, entre los que se encuentra el Partido Popular.

Menorca no es el lugar adecuado para experimentos con la seguridad aérea. Como isla, nuestro aeropuerto es una infraestructura estratégica, nuestras autopistas son las rutas aéreas, no tenemos alternativas. Todo, o casi todo, depende del tráfico aéreo. Y lo más preocupante es que, con el volumen de vuelos que maneja el aeropuerto, especialmente en temporada alta, la tecnología actual de la torre virtual no garantiza la seguridad operativa necesaria para gestionar aterrizajes o despegues cada pocos minutos.

Y no lo dice el PP. Lo dicen los propios informes internos de AENA y Enaire que se filtraron hace unas semanas. Estos informes, que la empresa    intentó ocultar, son imprescindibles para entender todo este desaguisado, ya que en ellos se expone por parte de técnicos las    graves deficiencias de la torre virtual que hacen inviable su puesta en marcha y ponen en duda todo lo dicho por Lucena, que dijo que todo era un experimento. La previsión inicial era que la torre fuera implementada en 2021, y aunque AENA siempre lo ha vendido como un simple retraso por «fase de pruebas», la realidad es que esas pruebas, que debían durar dos meses, llevan ya 32 sin dar ningún resultado fiable.

Tras la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno en el año 2018, AENA -controlada por el PSOE- tuvo la gran idea de sustituir el proyecto de una nueva torre de control en Menorca que había dejado Rajoy, por una torre virtual. Una metedura de pata evidente que ahora empiezan a reconocer. El problema es que han invertido una cantidad ingente de dinero en algo que no funciona, y, al mismo tiempo, han dejado que la actual torre de control llegue al final de su vida útil sin un plan B.

¿Cómo reconocemos que nos hemos equivocado? Debe pensar el PSOE. Entendemos que AENA y el ministro Óscar Puente tengan dificultades para reconocer su equivocación. Lo que es más difícil de entender es el nuevo cambio de postura del PSOE de Menorca, que hasta ahora estaba alineado con el resto de partidos de Menorca en la defensa de una nueva torre de control, y ahora, inexplicablemente, se desmarcan y niegan que esta sea necesaria.

Menorca necesita una torre de control nueva. Lo que no necesita son más excusas del PSOE Menorca. Es hora que dejen de lado la política de partido y piensen de una vez por todas en la seguridad de todos los menorquines.