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Muchos lugares en Menorca conservan el silencio, una ausencia sonora óptima, de primera calidad. El silencio puede ser incómodo, denso, reflexivo, tranquilizador, cómplice, relajante. En un momento se me ocurren muchas características de ese silencio que muchos realmente descubrimos y apreciamos cuando visitamos lugares en los que la contaminación acústica nos aturde.

Se puede decir que la Isla nos convierte en seres acústicamente sensibles, no nos gusta ser arrullados en la cama por el aullido de sirenas o de camiones que pasan por una autovía, mejor sentir el sonido del silencio.

Cuántas iniciativas han fracasado en Menorca por considerar que son ruidosas, incluso cuando las viviendas están lejos del foco sonoro, pero los vecinos alegan que el viento les trae la música de aquí o de allá, el griterío de la gente en plena madrugada o los acelerones de una moto. No, pese a que hay detractores del silencio absoluto porque les perturba, yo creo que es un bien intangible de primer orden, un lujo, debería de entrar en una de esas listas de patrimonio inmaterial a conservar. Ahora el Consell ha elaborado un mapa acústico de la Isla para determinar las fuentes y niveles de ruido en todo el territorio insular. Entre sus conclusiones, una obvia, que entre abril y septiembre aumenta el impacto del ruido procedente de las carreteras; además, aconseja que en tres vías muy transitadas se activen planes para amortiguar ese ruido, las rondas de Maó y Ciutadella y la avenida de Sant Lluís.

El informe también da la razón a los vecinos y señala el buque Ciudad de Granada como una fuente de ruido incontestable en el puerto de Maó. No ofrece información completa sobre la polución sonora del aeropuerto, ya que no incluye aterrizajes y despegues, solo la actividad en tierra, y en el dique de Ciutadella, confirma que es el tráfico de camiones lo que eleva el impacto sonoro en la zona.

La iniciativa es positiva, pero deberá concretarse con medidas que corrijan las situaciones de saturación de ruido y ayuden a conservar un silencio que algunos países, como Finlandia, ya utilizan como reclamo.