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Es natural que todas las criaturas intenten comunicarse únicamente con sus iguales, las hormigas con las hormigas, las abejas con las abejas y las hienas con las hienas. Una abeja no tiene nada que dialogar con una hormiga, ni viceversa, y esa hiena nunca entablará conversación con un buitre, ni aunque ambos coincidan y se estén zampando a un bóvido muerto.

En la naturaleza cada cual va a la suya, y aunque abundan las especies sociales y gregarias, sólo son sociales con su grupo o manada, y a ningún hipopótamo solitario se le ocurre acercarse a otro grupo para debatir sus asuntos, porque antes de poder saludar ya le habrían expulsado con serias heridas.

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En esto los seres humanos somos más dialogantes y comunicativos, aunque no mucho. Millones de años de evolución y civilización, así como la filosofía, la democracia y el teléfono móvil, si bien facilitan la comunicación, esta solo funciona satisfactoriamente entre similares. Así, los escritores suelen conversar con escritores, los obispos con obispos, los abogados con abogados, los millonarios con millonarios y los políticos con políticos. Es decir, dialogan acerca de sí mismos, aunque eso sí, más que nunca. Y prueba de que no tienen interés en establecer contacto con ajenos, es la rapidez con que se desarrollan las jergas en el interior de estos grupos cerrados, de manera que hablando el mismo idioma, el escritor no entenderá una palabra de lo que diga el político, y ninguno de ambos la jerga de los millonarios o los obispos.

Se impone ahí la regla número uno de la naturaleza para la comunicación y el diálogo, obligatoria tanto para las hormigas como para los elefantes. Dime lo que yo te diga, dice el elefante en jefe. Que suele ser una elefanta. Es igual, hay que ser otro elefante de esa manada para poder seguir esa conversación.

Dime lo que yo te diga en la clave de la comunicación, que se atasca sin ella, y puesto que nadie soporta escuchar otra cosa, se da ahora la paradoja de que a más comunicación, más incomunicación. El fenómeno de nuestro tiempo. No sé por qué les cuento en qué consiste dialogar. Será porque el Gobierno no para de amenazar que dialogará con todos hasta la extenuación, y más allá.