Falta lo más importante, para los 175.000 médicos que trabajan en la sanidad pública española, en el no está-tutto marco de Sumar (por ahora el PSOE, no ha dicho ni mu), que se está negociando y que ha provocado un tsunami de indignación generalizada en el colectivo médico. No se recoge la singularidad del médico y aumenta el maltrato al colectivo. Y por ahí no pasamos. El ritmo de la negociación del no-está-tutto de Mónica García es para hacérselo mirar. Todo empezó en cualquier mes de hace dos años y el ritmo que ha impuesto el Ministerio de Sanidad se parece a una tortuga haciendo el maratón de las Galápagos. Desde mayo del 2024 hasta enero del 2025 no se han reanudado las negociaciones, que se reinician con un borrador de anteproyecto que ha generado el rechazo absoluto y unánime del colectivo y la unión de todos los sindicatos médicos, ‘mires’, estudiantes de medicina, asociaciones médicas y el Foro de la profesión médica que integra a la Organización Médica Colegial, CESM, Facme, Decanos de las facultades de Medicina, el Consejo Nacional de especialistas en Ciencias de la Salud y el Consejo estatal de Estudiantes de medicina. Todos a una como Fuenteovejuna. El conflicto está servido. En el ámbito de negociación, solo hay un sindicato médico que es la CESM, que está integrado en la coalición Feses, junto con el Satse y Anpe, que evidentemente defiende y rechaza el borrador que se nos ha presentado y que demanda un Estatuto marco específico para el médico, al que se oponen rotundamente el resto de los sindicatos de clase, Csif y un sindicato gallego, el Ciga. Es decir lo tenemos muy mal, pero no estamos solos, ya que nos acompañan 175.000 médicos. Luego solo cabe la movilización sin cuartel del colectivo ante el retroceso de nuestros derechos.
Somos los profesionales (médicos y otros facultativos) los que tenemos la más alta cualificación, formación y máxima responsabilidad en los procesos asistenciales y en la gestión pero somos discriminados y no reconocidos como nos merecemos. Ah y además somos los que más trabajamos. Es kafkiano que mientras se negocia la jornada de 35-37.5 horas, nosotros hagamos una jornada de 48 horas semanales, a costa de nuestra salud y nuestra conciliación familiar.
La ministra enarbola la bandera del no está-tutto, porque le da una visibilidad mediática que necesita políticamente, después del muy presumible fracaso del Mufacecidio y quiere pasar a la posteridad como la ministra que acabó con las guardias de 24 horas, cueste lo que cueste y de cualquier forma, apoyada por la mayoría de los sindicatos del ámbito, con escasa representación en el colectivo médico, pero no contaba con el rechazo sindical médico, de todas las organizaciones médicas y del colectivo. No se puede traer un estatuto marco sin partida presupuestaria. Qué lástima que no hubiera aprovechado el tiempo desde mayo hasta ahora para reunirse con otra médico, la ministra de Hacienda y hubiera negociado la vinculación retributiva -sueldo base, trienios y complemento de destino-, a la masificada reclasificación profesional que propone. Qué ocasión perdida para igualarnos a jueces y fiscales. Por supuesto los agravios a los médicos continúan con las guardias obligatorias que no computan para la jubilación, no son retribuidas como horas extras, no reconocen la penosidad de la profesión, con las pagas extras, con la hiperregulación de la movilidad forzosa, con las incompatibilidades trufadas de sesgos ideológicos, con la tramposa reducción de las 17 horas, con los descansos, etc.
En un contexto de déficit de médicos, este estatuto empeorará la sanidad pública de 48 millones de españoles, no parará el autoexilio médico, no incentivará la operación retorno médica e influirá negativamente en la captación, cuidado y fidelización del colectivo médico. Dos víctimas: nosotros y los 48 millones con listas de espera cada vez más prolongadas. En el ministerio dedican mucho tiempo a retuitear y poco a trabajar y mira que tienen tajo. Una sugerencia, por qué no dejan de politizar la sanidad y se ponen a trabajar a destajo para recuperar una Atención Primaria digna. La pelota está en el tejado de la Administración, según como vayan las negociaciones, la confrontación será de low cost o pasaremos a Defcon 2.
Por una vez todos los médicos unidos por nuestra dignidad y por 48 millones de españoles. Queremos un convenio propio que regule nuestras condiciones laborales sin discriminación con nadie y que se valore nuestra ciencia, conciencia (compromiso deontológico con el paciente), competencias y habilidades específicas, formación continuada acreditada, máximo nivel de responsabilidad y nuestro liderazgo clínico y de gestión. No, no está- tutto, Mónica. Dedíquese a hacer más fuerte la sanidad pública lo que es totalmente incompatible con este anteproyecto. Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.