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Aunque lo investigamos a diario, quizá no sepamos exactamente qué nos deparará el futuro, pero en cambio, es fácil adivinar qué nos deparará el pasado. El pasado del presidente de los EEUU, por ejemplo, que es el que ahora está de moda. Millares de comentaristas y futurólogos, que ya llevaban meses avisándonos de lo que nos esperaba, escrutan estos últimos días cada mínimo gesto de este individuo, y como si fuesen el oráculo de Delfos, lanzan toda clase de pronósticos oscuros basados en sus muecas, el movimiento de sus manos, la curvatura de su boca, alguna palabra suelta o un simple parpadeo. Esas adivinaciones constituyen casi la totalidad de la información, y me figuro que a    estas alturas ya están más que hartos de tanto y tan negro futuro. Y quién no. Si por el contrario escrutamos el pasado, vamos sobre seguro y además acabamos más rápido. Como ya sabíamos hace tiempo por los antecedentes, lo primero que hizo Trump al sentarse en su mesa del despacho oval, en el ala oeste de la Casa Blanca, fue modificar el pasado indultando a los más de mil patriotas que asaltaron violentamente el Capitolio, sede de la soberanía popular, hace cuatro años.

No existió tal asalto, y eso que hubo muertos, lo vio todo el mundo y hay horas de filmación. Pues no, no ocurrió tal cosa. Tampoco se produjo ningún escándalo nacional, como el que provocaron aquí los indultos y amnistía a los catalanes, imperdonables y que aún tienen fuera de sí a los jueces y a la oposición, por cierto próxima a Trump. ¿Y eso por qué? Por tres razones, las razones desfilan de tres en tres. Porque unas oposiciones se oponen más que otras. Porque EEUU es la democracia más ilustre y poderosa. Y porque cambiar el pasado es mucho más sencillo que modificar el futuro. Estamos hartos de futurología, no tenemos ni idea de qué pasará en EEUU ni en el mundo, pero eso sí, el pasado va a cambiar mucho, estará lleno de novedades y no lo reconocerá ni su padre. Dejará de ser lo que era, y donde el Eclesiastés dice «lo que fue, eso será», pasará a destacar únicamente que lo que será fue. Importante matiz. Los augures llevan años profetizando un retorno al pasado, y en esas estamos. Inventándolo.