La progresiva subida del salario mínimo ha provocado que decenas de miles de empleadas del hogar y de trabajadores del campo se hayan ido al paro. Está claro que una familia media, que hasta ahora contaba con la ayuda de una asistenta a precio de ganga, no podrá mantenerla si sus condiciones laborales mejoran hasta ciertos niveles. Lo mismo es aplicable a cualquier oficio de los tradicionalmente mal pagados. Y esto, que es un drama para esa familia que se queda sin chacha y para el agricultor que no consigue mano de obra barata, no es más que un indicativo de que seguimos siendo un país a medio desarrollar. Porque hay miles de negocios que, en el fondo, no son rentables y solo se sostienen a base de esclavizar a sus empleados o de mantener la subsistencia con tal de cotizar suficientes años para que el propietario logre acceder a una pensión cuando llegue a la edad reglamentaria. Esa es la realidad.
El rayo verde
Salarios
11/01/25 4:00
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