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El Consell ha inaugurado un Centro de Crisis para atender y apoyar a las víctimas de agresión sexual. Le ha puesto el nombre de Veronique, en recuerdo de la joven francesa de 19 años que fue asesinada el 15 de agosto de 1987 en Es Pinaret, por parte de un hombre que la recogió cuando hacía autoestop en la carretera de Cala Blanca, donde ella residía con su madre. Cuando fue detenido el autor del crimen, otra mujer dijo haber sido violada en el mismo lugar. No lo había denunciado antes. El asesino era un depredador sexual que pudo haber agredido a varias mujeres.

En 1987 la respuesta a la violencia contra las mujeres era muy distinta a la actual. Como es lógico, existía el rechazo al asesinato pero la sociedad no percibía lo que hoy representa un problema social de gran importancia.

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Una de las cuestiones que ha cambiado es el miedo a denunciar por vergüenza o por temor a si las víctimas serán juzgadas por una sociedad hipócrita. La denuncia, en algunos casos, puede tener un efecto preventivo, cuando la agresión no es un hecho puntual sino que es la actitud de un machista violento.

La educación es otra herramienta que ayuda a prevenir. Si los jóvenes reproducen actitudes de falta de respeto a las mujeres, solo se pueden combatir con más educación y con estrategias para que esta sea efectiva. La presencia en las redes de actitudes machistas también merece ser denunciada.

Las reivindicaciones para responder a la violencia de género y los importantes cambios legislativos se han traducido en un avance en la atención a las mujeres, en todos los ámbitos, en los juzgados, en los colegios, en la sanidad, los servicios sociales, en el apoyo en materia de vivienda. Y han permitido que se creen centros como el que ha abierto el Consell. Veronique y sus padres, Max y Cristianne, agradecerían el nombre de este nuevo servicio público. Porque a las víctimas se las reconoce por su nombre.