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o una de las últimas. La cuestión es que estoy tirando la casa por la ventana -más bien por la puerta-. Vamos, que tiro todo lo que me sobra y más. Mejor aún, reciclo, que queda mejor en boca de los nuevos progres. Y es que ya no quepo en casa -lo de ‘cabo’ ya hace un par de años que lo dejé-.

Acabo de reciclar montones de recortes de «Es Diari» de los años ochenta, noventa y más. Los tenía guardados para que, en su día con la jubilación poder ordenarlos y clasificarlos. Nada de nada. No hay tiempo material. La jubilación no me deja tiempo. Me dedico más de la mitad de mi tiempo a ella, y no hay forma de escaquearme un rato. Además, los recortes ya no sirven para el fin propuesto en su momento. Han caducado.

Han caducado porque de lo recortado se han escrito libros, se han publicado nuevas teorías, están subidos a Internet o se han regenerado en el tiempo. Y muchos temas siguen candentes. Los hermanos siguen. Del Guerra se ha pasado al Sánchez.

El 23-F estaba en su apogeo. Aún esperamos saber la verdad. Muchos la intuimos en su momento. Al menos, parte de ella. ¿Éramos los «conspiranoicos» de los años ochenta? Ahora, otras verdades oficiales son también puestas en duda. ¿Más «conspiranoicos» o más mentiras?
El problema del agua en Mahón ya existía. No por los nitratos sino por la escasez. Y en esos cuarenta años pocos pasos se han dado para solucionarlo. Ninguno más bien. Seguimos sedientos de agua, de soluciones y de verdades.

El tema del catalán y de la «h» también era una realidad en el siglo pasado. ¿Seremos capaces de mantenerlo candente durante cuarenta años más? ¿Resistirán nuestros hijos y nietos los ataques al menorquín de nuestros abuelos?

Es Milà ya era noticia. Y no solo por el vertedero. También por los menores acogidos en las instalaciones. Vamos, que los menores tutelados ya estaban en peligro. Y según parece no se ha avanzado mucho, que digamos.

En Mahón la vía de Ronda estaba en proyecto y las viviendas del entorno también. La pregunta del momento era qué se debía ejecutar primero, si las viviendas o la carretera. Ahora, ni se arreglan carreteras ni se construyen viviendas. Al menos, los pelotazos del momento satisficieron a algunos mandamases. Ahora, ni eso.

Coincidencias aparte, lo importe y lo triste de la actualidad son los cuarenta y pocos euros de Begoña. Propongo ampliar una casilla más en la próxima declaración de la Renta, para que gente solidaria pueda aportar su granito de arena y ayudar a la pobre -nunca mejor dicho- presidenta.
Seguro que ella -o su pareja- nos lo sabrán agradecer en su momento.

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