TW

Durante los últimos días se ha producido un debate que aparece de forma más o menos habitual entre la clase política. Se trata de la intención del Govern de que los consellers que no son diputados puedan recibir una compensación por acudir al Parlament, una retribución que ya existía y que se retiró hace unos años. En la actualidad solo perciben estas dietas la presidenta Prohens, el vicepresidente Antoni Costa y el conseller Alejandro Sáenz de San Pedro. Los tres son diputados.

Los grupos parlamentarios de la oposición se oponen, como evidentemente se oponen a todo lo que propone el Govern. Están en su derecho a hacerlo, pero quizás convendría analizar qué cobra un conseller y compararlo con la retribución de un diputado, con mucha menos responsabilidad y, además, sin ninguna posibilidad de perder el trabajo mientras dure la legislatura, una ventaja que por otra parte no tienen los miembros del Govern.

El tema de los sueldos es un tema que da para hacer mucha demagogia, pero las personas que se dedican a la política saben perfectamente que los miembros de un Govern están muy mal pagados por la responsabilidad que tienen. Que el salario mensual de un conseller no llegue a los 4.000 euros es una anomalía que merece ser debatida con seriedad y sin demagogia. Que un diputado que va de martes a jueves al Parlament, que incluso puedan equivocarse en las votaciones sin que haya ni una consecuencia, y que perciba por ello 3.000 euros en el peor de los casos es algo que llama la atención. Mucho sueldo parece para los que solo van a apretar un botón una vez a la semana.

Les puedo asegurar que no conozco a ningún directivo competente que quisiera aceptar ser miembro del Govern y aportar su experiencia por algo menos de 4.000 al mes cuando en la actualidad pueden cobrar un mínimo de 100.000 euros al año y sin estar bajo la lupa política y mediática las 24 horas al día.

Es llamativo, por ejemplo, que el sueldo de un director general esté prácticamente congelado desde hace más de diez años. Luego se extrañan de que nadie se quiera dedicar a la política, pero la situación irá a peor mientras no actualicen estas tablas de retribución. A este paso la política solo será un refugio para valientes o incompetentes.