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Para preservar una página de Menorca, el Gobierno aprobó una partida de tres millones de euros para rehabilitar el castillo de Santa Àgueda. Al respecto, pensé en ‘otro’ Washington Irving que, con unos «Cuentos de Santa Águeda», nos hubiera legado los pormenores del último almojarife Abû ‘Amr Ibn Sa’îd ben Hakam al-QuraŠî, antes y después de rendir esa fortificación. Washington Irving escribió en el XIX sus célebres «Cuentos de la Alhambra», que narraban su estancia en el antiguo palacio nazarí, con sus leyendas acopiadas de boca del vecindario de entonces. Refirió que había dos clases de personas para quienes la vida era una fiesta perpetua: Los muy ricos y los muy pobres. Los primeros porque no carecían de nada; los otros porque no tenían nada que hacer. Pero no hay nadie que entienda mejor el arte de no hacer nada, añadía, como las clases pobres de España.

Un informe de «L’Observatoire des Inégalités» [7/X/2024] señala que, para ser considerado pobre en España, una persona tendría que ingresar un máximo de 1.343,00 euros mensuales. La jubilación con cónyuge no a cargo, y con matices, se cifra en nuestros pagos en 783,30 euros mensuales… La OCDE aconseja a los futuros jubilados ‘aprovechar’ el valor de su vivienda (como si todos la poseyeran…) para complementar sus pensiones. Los puntos suspensivos que son pausa por aliento encogido pueden expresar:    perplejidad y temor.