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Aprovechando un viaje del Imserso a Benalmádena; me planté en Málaga una mañana, para conseguir entradas del musical «Gypsy». Por la tarde a las seis y media llegamos al famoso teatro El Soho, en la calle Córdoba, que ya estaba lleno de un personal variopinto. Nos avisaron que eran tres horas con un ligero descanso. A las siete en punto apagaron luces, después de varios avisos levantaron un telón, o más bien cortinas de un color naranja chillón. Y apareció sobre el escenario un ballet, para dar paso a la actriz/cantante principal Marta Ribera; comenzando a narrar cantando o hablando la historia de una madre; que es capaz de todo con tal de colocar a sus dos hijas en algún teatro; soñando siempre que lleguen a triunfar, ya que a ella se le había pasado la edad para actuar.

No voy a contar nada más por si alguien quiere ir a verlo. Solo diré que tanto a mí como a mi marido, las tres horas nos parecieron cortas. Aparte de la música y actuaciones, hay que destacar unos efectos especiales con las luces, verdaderamente increíbles. Antonio Banderas no apareció en el escenario, pero su dirección escénica demostraba su buen hacer también en este campo.

En unas reflexiones sobre la dirección escénica, que escribe en el folleto; nos dice que: «Lo importante es encontrar un buen equipo que entienda tu idea, y te ayude poco a poco a colocar las piezas del puzle, del que solo tú conoces su forma final». Para lograrlo, tienes que aprender a: negociar, escuchar, renunciar, imponer, desechar, defender, esperar, atacar, resistir, mendigar y llorar en silencio; cuando tienes la sensación de que la obra que tenías en mente se aleja de ti.

Este musical nació en Estados Unidos, fue estrenado en 1959 en Broadway y cuenta la historia real, de una madre soñadora y sus dos hijas, a las que les inocula el virus del teatro musical.
Por último hay que destacar a nuestra Rita Barber, comodín de la obra, y que esta noche interpretaba a una secretaria muy especial, siempre con el arte al que nos tiene acostumbrados.