Es para esta servidora un placer acudir al cementerio donde se encuentran mis antepasados y a día de hoy cantidad de amigos, conocidos y mis últimos primos carnales que me quedaban de la rama fornellera. Venía a ser una especie de paseo junto a «mamá Teresa». En invierno íbamos los sábados, al llegar el buen tiempo, los domingos oíamos misa pero a mí me gustaba más la del Carmen. Antes de traspasar las puertas verdes de madera, con el tiempo se cambiaron de forja, nos santiguábamos, a pocos metros del patio me hacía tirar un beso a la Virgen de la Bona Nova que miraba desde una hornacina allá a lo alto de la entrada de la ermita. Daba una mirada con recelo a las dos mujeres cubiertas de cal amarilla al igual que todo el recinto. Iba yo cogidita de la mano con mi madre, diciendo: «No tengas miedo, aquí todos son muy buenos, duermen hasta el día que nos encontraremos al cel» y miraba hacia arriba desilusionada al ver que tan solo había nubes, o como aquella vez que cayó un aigu xamal refugiándonos en la caseta de la familia Florit, conocidas por «Guingos», vecinos nuestros, vivían en la plaza San Roque.
Xerradetes de Trepucó
Visitar nuestro cementerio
30/10/24 4:00
También en Opinión
- La autopsia al conductor del accidente con seis fallecidos en Maó descarta el infarto
- Detenida madre e hija por agresión y daños a otra mujer en un bar de Ciutadella
- Un conductor ebrio estrella su coche e intenta huir en Cala en Blanes
- El Gobierno prorrogará finalmente todo el año la gratuidad del transporte en Balears
- Joan Pons Torres (PP): «Menorca no se puede parar porque un señor se ha ido a Sri Lanka»