Meter más, más meter, masificar. Lo vamos entendiendo. Somos el principal destino turístico de Europa, hito que llevamos años persiguiendo y ahora que lo alcanzamos, nos manifestamos en contra. Siempre queremos lo que no tenemos. Somos, por lo general, unas islas complicaditas. Así no hay quien nos entienda. Nuestras viviendas las ponemos en alquiler por días y luego nos quejamos de que no hay casas para nuestros hijos o trabajadores. No olvide, querido lector, que puede que miles de los que se manifestaron alquilen sus segundas residencias a turistas por días, y muchos de ellos de manera ilegal.
Es la típica hipocresía balear que tantos disgustos nos ha dado. Una intencionada distorsión de la realidad que nos ha llevado a pensar que esto de la masificación es cosa de Prohens, cuando la pobre mujer lleva solo un añito al frente, mientras que los que estaban al frente, llevaban más de ocho años gobernando, tiempo más que suficiente para hacer algo más que una simple carretera de Campos a Llucmajor que, para más inri, casi le cueste el puesto al bueno de Ensenyat.
En fin, que el problema no es nuevo, aunque lo parezca. La masificación no es un asunto estival, somos muchos durante todo el año. Será que más que sobrar gente, faltan infraestructuras para que quepamos todos. De repente, todo el mundo quiere ser hotelero. Las viviendas son para vivir, ya lo dice su nombre.