Al nacer conforman el Sentimiento de la persona las incidencias del cuerpo, el espíritu y el signo astral. Únicamente he de agregar, como dato curioso, que la genética familiar se disuelve con la zodiacal, combinándose los rasgos de aquí con los de allá, pero sin un mayor interés, solo los que le han correspondido en suerte al nuevo ser.
Los demás componentes son terrenales, ¿de dónde si no pueden ser?... Todos ellos diseminados en la mochila psicológica de la mente, claro. Ni siquiera un santo y seña en los ojos, en las orejas, en los brazos, en la nariz, en la vista, en las piernas, en la boca, etc. Todos se ubican en el cerebro. He aquí porqué la importancia en este mundo de la psicología. Tanta que los psicólogos soslayan a los componentes universales, con los que conviven en el Sentimiento, quizás, bien es cierto, por no ser de su competencia, ya que ellos tratan solo lo concerniente a su departamento.
Reside la familia de la Psicología, formada por el consciente, el subconsciente y el inconsciente, con sus alegrías, sus traumas, sus ilusiones, sus complejos, sus enredos, su educación, etc. en un barrio con avenidas arboladas, distinguidas, cuidadas por la ciencia, mientras la universal reside en un distrito marginal, conocido como barrio del corazón, de callejuelas pedregosas, estrechas, popular por su misticismo y su irracionalidad, atendido por algunas congregaciones a las que podríamos tildar ahora mismo de sectas por su irrelevancia.
Sin embargo, últimamente, los psicólogos indagan una respuesta a sus limitaciones. Se han sacado de la manga la Psicología transpersonal, un enfoque que significa «a través de» o «más allá de» la psique, en aras de comprender conocimientos profundos así como los valores últimos, la autorrealización y estados amplificados de amor y fraternidad, claramente originarios del distrito del corazón.
La psicología transpersonal se aplica de todos modos solo en casos de ansiedad, depresión, fobias y adicciones, propias de pacientes con dificultades. Todavía no se ha advertido la necesidad de terapias promovidas a la par con las propiedades espirituales del barrio vecinal. En fin, los psicólogos están planeando a la corta o a la larga la unificación de los dos distritos, el terrenal y el universal, en uno solo, o al menos, una aproximación entre ambos en aras de diseñar una distribución más equitativa del área sentimental.
De momento han puesto la primera piedra de lo que en un futuro será la «Sentimentología», … en la que naturalmente la Psicología tendrá un lugar privilegiado, tanto que un sentimentólogo deberá ser asimismo psicólogo, ahora bien los textos académicos serán otros y tenderán, conjuntamente, a una intelectualización superior que supondrá una mejora en la sanación, cualquiera que sea el asunto interno, leve o grave, padecido por el individuo.