Los datos de un reciente estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas permiten concluir que desde 2019 los hombres se están derechizando en mayor medida que las mujeres, en particular entre los jóvenes menores de 35 años, franja en las que ellas giran más hacia la izquierda. Los expertos apuntan dos motivos: el auge del movimiento feminista y el efecto termostato, esto es, la reacción que se da en la sociedad cuando hay un Gobierno de un signo político y el personal vira hacia la posición ideológica contraria; por ejemplo, lo pasado con el fin del mandato de González o de Aznar.
Debe tenerse en cuenta que lo que recoge la encuesta es la posición ideológica en la que el encuestado se ve en una escala de 1 a 10, pero no sus actitudes y opiniones ni su intención de voto, que en no pocos casos suelen ser contradictorias. Este problema no es nuevo, ya fue estudiado, por citar un caso, por Wilhelm Reich en 1933, en su libro Psicología de masas del fascismo, donde analizaba las causas por las que buena parte de la juventud progresista alemana acabo en las juventudes hitlerianas. Sin duda, la irrupción del feminismo como uno de los ejes centrales del discurso de izquierda está teniendo su efecto en las mujeres jóvenes, pero explicar la derechización de los jóvenes por ver cuestionado su papel de varón rampante es muy simplista. Habría que hablar también de la quiebra de las democracias occidentales y de ese futuro incierto, tecnológico y distópico en el que estamos entrando.