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Que el PP iba a ganar las elecciones gallegas no era ningún secreto para los que estamos medianamente informados del ir y venir de la política en España. Tampoco me ha sorprendido mucho los clamorosos fracasos de VOX, la irrelevancia de Podemos y Sumar, sobre todo Podemos y Sumar, que quedaron como partidos inéditos. Los que sí deberían de hacérselo mirar son los del PSOE ¡vaya batacazo! Deberían ser conscientes de que el camino que llevan acaba conduciendo al ostracismo más pronto que tarde. Un partido en el gobierno de la nación, no puede verse tan dejado de la mano como PSOE en Galicia y en otras Autonomías.

El PP ha renovado su mayoría absoluta, los gallegos lo han querido así, enhorabuena. No obstante como uno tiene buena memoria y para cuando esta falla, un buen archivo, y si no para eso están las hemerotecas, de modo, que se me vienen a las mentes cuando los difamadores de turno pontificaban «que gracias a las peonadas los socialistas ganaban elección tras elección en Andalucía» ¡vaya usted a saber!, aunque para el caso, a pesar de las peonadas, las «huestes» de Juan Manuel Moreno Bonilla, les pasaron olímpicamente por encima y siguieron con las peonadas.

VEAMOS AHORA como está «el patio» en el viejo oficio encubierto o no tan encubierto de arrimar el ascua a la sardina de cada cual. Fíjense ustedes, antes del 18F, el sucesor de Feijóo en Galicia, prometió la gratuidad de las primeras matrículas universitarias. La Xunta informa a los sanitarios gallegos (Sergas) de una subida salarial, dos días antes del 18F, un 7,9% en las noches laborables, las noches preceptivas y festivas, un 15,71%, y los viernes abonadas como festivos; subidas también importantes en las guardias presenciales. En plena recta final antes del 18F, el Gobierno Autonómico del Sr. Rueda, concedió una ayuda de 500 euros ¡Ahí es nada! a 7.000 mariscadoras. Toda esa «generosidad» a la hora de soltar euros a mansalva del contribuyente se parece mucho a lo de las peonadas andaluzas, quizá más diversificado, pero en lo sustancial, buscando el mismo efecto. Y, aquí de todo eso, nadie dice nada.

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EL CONDE DE ROMANONES lo hacía por los pueblos de Guadalajara, más a las bravas, en el fondo si me apuran, más honestamente, con menos «floripondios» camufladores de los que cualquiera se da cuenta, por lo que si me apuran, es fuerza concluir, que esto último que se ha hecho en Galicia y las peonadas andaluzas son primos hermanos o vecinos de toda confianza. Eso es perfectamente constatable, lo que pasa es que según quien ponga ciertas artimañas en circulación, estarán bien o estarán mal, es como «la mota en el ojo ajeno y la viga en el ojo propio».

Al final, después de las elecciones, según haya pintado a cada cual, se abre el impresentable mercado de la compra y venta de votos, algo que por sí mismo debería estar prohibido por ley o por lo menos corregido, sí, porque se tergiversa la voluntad del votante. Fíjense en el siguiente ejemplo: ¿cómo aceptar que el voto que uno haya dado a Junts sirva luego para que el PSOE alcance la gobernabilidad? Al final, el voto que iba para Junts o cualquier otro partido que haya comercializado con él, a quien realmente ha servido ha sido al PSOE, dicho de otra manera, el votante de Junts no votaría al PSOE ni por apuesta ¿Por qué pues el egoísmo por ostentar el poder permite ese travestismo electoral?

La política española tiene en sí misma algunos asuntos que no le vendría mal si fueran corregidos. Estas cosas salen a la palestra antes de las elecciones, después de las mismas, cada cual va a sus cuidados, enmarcándolo todo dentro de ese mundo que llamamos democracia, hasta llegar a las próximas urnas para exigirnos que las llenemos de votos que los políticos ya se cuidaran de mercadearlos por muy democrático que parezca.