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La invasión alienígena y la consiguiente esclavización humana que te comentaba la semana pasada se ha pospuesto, según parece. El tiktoker que asegura que es un viajero en el tiempo y que había previsto el cataclismo para el jueves 23 de marzo, extraña y sorprendentemente erró en su predicción. «Problemas de agenda», imagino que excusarán los extraterrestres para tapar lo que creo que es una simple excusa porque la verdad es que no apetecemos nada como planeta conquistado ni como especie. Me los imagino en su supernave espacial donde han estado tramando el plan, observándonos con el mínimo interés y descubriendo para su beneficio que, somos tan tontos que si nos dejan unos años más somos capaces de autodestruirnos sin que ellos se tengan ni que despeinar (si es que esos marcianos tienen pelo).

Somos, como planeta y como especie, como esa pieza de fruta medio podrida que te observa con cara de pena en el fondo del cajón de la nevera. No apetecemos ni lo más mínimo. Estoy convencido de que cualquier raza extraterrestre que nos encuentre debe alucinar con nosotros hasta el punto de dejarnos hacer pensando que ya les facilitaremos el trabajo más pronto que tarde cuando al tarado de turno le dé por desatar una gran barra libre de misiles nucleares (sí, nucleares) que lo envíen todo a tomar por saco. No soy muy amigo de las predicciones, ni del horóscopo. Me jorobaría bastante que la trama de este pedazo insignificante de existencia que nos ha tocado vivir esté escrita y no seamos más que marionetas metiendo la pata. Me gusta pensar que todo lo que hacemos, aunque previsible en muchos casos, es el fruto de nuestra libertad como individuos. Primero, por echarle picante a la vida y hacerla más interesante. Y segundo, porque no podemos ser tan tontos como para liarla como lo hacemos si no tenemos algún grado de inconsciencia. Así que tenemos que posponer la jarana intergaláctica.

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El mismo visionario de los extraterrestres asegura que un súper asteroide impactará en la tierra, que un gran volcán erupcionará y que un pirado será presidente de una gran nación. El futuro pinta de lujo, al menos emocionante. Por eso mejor si levantamos la mirada de la pantalla y nos dedicamos a disfrutar un poco más de la vida. Por si el tarado del tiktoker se equivoca o, sobre todo, por si no lo hace.

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