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Parece un mandamiento nuevo, pero aburrirse es una experiencia tan humana como enamorarse. Si el amor nos hace felices y altruistas, aburrirnos produce fastidio y una sensación angustiosa de pérdida de tiempo. Por otra parte, el aburrimiento puede ser el caldo de cultivo de grandes obras maestras, hazañas, descubrimientos. Todos los sentimientos humanos tienen, en el fondo, una función beneficiosa o adaptativa. Para salir del tedio somos capaces de inventar cualquier cosa. Si estamos demasiado atareados o estresados, no nos queda espacio mental para pensar, elucubrar o inventar nada. El ocio es un privilegio que hay que saber valorar en lo que vale. Del ocio puede salir incluso un buen negocio.