Aunque llevo semanas sin publicar una letra sobre la covid-19 que aflige al mundo, no vayan a creer por eso que hago dejación del tema, por más que piense que el personal está ya estragado de todo un año que cada día lo mismo en televisión, radio y prensa, más ahora con lo de las vacunas que pones la televisión y sea la hora que sea, no ves más que un brazo al aire y cómo le meten una aguja, que por cierto, no vamos a decir que es precisamente pequeña. El caso es que vacuna viene vacuna va, uno está ya algo más que harto de ver meter una aguja en un brazo, visión que no resulta precisamente agradable. A veces son brazos con buena molla, pero también en brazos donde no parece que quede mucho más que el descarnado pellejo al colmo de preguntarme dónde colocar semejante aguja. Por si todo el trajín casi sádico de ver meter tanta aguja en brazos de todo tipo, nos está cayendo fatal el devenir de la dichosa vacuna Astrazeneca de la firma anglo-sueca, que por el barullo en sus explicaciones que han tenido los llamados técnicos, han metido el «canguelo» en el cuerpo a miles de aspirantes a ser vacunados; han cambiado la edad tres o cuatro veces, y eso sólo genera desconfianza. Es como propiciar una estampida donde al final lo que sucede es que la mayoría corre porque ven correr. La noticia de que causa trombos ha generado un gran pánico colectivo sin pararse en la más mínima reflexión. Fíjense ustedes: un simple medicamento para controlar el exceso de acidez puede causar múltiples problemas secundarios. La verdad es que, la mayoría de medicamentos vienen acompañados de un prospecto grandísimo que causa temor leerlo; problemas en ocasiones de superior peligrosidad que la que el paciente anhela eliminar con el medicamento que toma; no les digo nada si además son alérgicos al fármaco en cuestión. Una simple aspirina para un dolor de cabeza o un dolor de muelas, puede ocasionar un sangrado digestivo, que no sería la primera vez que llega a ser grave. En la Comunidad de Madrid somos más de seis millones de habitantes, y ayer mismo pude leer publicado que se diagnostican entre 200 o 300 trombosis venosas diarias, que nada tienen que ver con ningún tipo de vacuna.
Així mateix
La desconfianza sobre la vacuna
16/04/21 0:07
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