Adiós a las armas
Piropos en la ley de Irene Montero
07/03/20 0:00
Había apenas 20 personas en el vagón del metro de la Línea 1 que circulaba desde Urquinaona a plaza Catalunya, y entre ellas una mujer indiscutiblemente atractiva, de una madurez espléndida. Al llegar a la estación del corazón de Barcelona un hombre apoyado en la barandilla lateral la observó mientras avanzaba hacia la puerta y cuando pasó junto a él no pudo reprimirse: «Qué pena que ya no puedan decirse piropos», le dijo. La mujer le aceptó el cumplido, sonrió y siguió su camino observando un rictus de moderada satisfacción en su rostro.
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