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Cuando lean estas líneas ya se conocerán los protagonistas de la vida menorquina elegidos durante la celebración de Sant Antoni, patrón de Menorca. Seguimos necesitando referentes sólidos y positivos en esta modernidad líquida, término que propuso Bauman, y que con el calentamiento global podría volverse gaseosa por evaporación. Necesitamos valorar a las personas que con su dedicación, trabajo y esfuerzo mejoran la sociedad y nuestra forma de vida colectiva. Y hay ejemplos concretos. No podemos caer en el desánimo ni en la indignación permanente. Nuestra sociedad no es tan líquida como parece. A veces, demuestra cierta consistencia, resistencia o resiliencia frente a la adversidad. Confiemos en nosotros mismos.

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Por eso, pienso en la gelatina, sustancia sólida, incolora y transparente que se mueve balanceándose, pero sin venirse abajo.

Los nombramientos tras la investidura se aceleran y los enfrentamientos se enquistan al haberse polarizado el ambiente en posturas incompatibles. A partir de ahora, todo vale para eternizarse en el poder. Recortes en el horizonte, junto a una inflación asombrosa de cargos políticos y gastos para su mantenimiento o desplazamiento. Expectantes ante las medidas de un macrogobierno sostenido por programas de ruptura, nos asaltan dudas sobre el alcance de tantos pactos opacos. Se trata de desjudicializar la política para politizar la Justicia. Nuestra democracia tiembla como un flan.