Los totalitarios tienden a generalizar y a tomar la parte por el todo. Su santa voluntad pasa por encima de los derechos ajenos. Hoy está de moda hablar de los catalanes, los vascos, los andaluces... y también, los españoles, menorquines o baleares. Como si todos pensasen, dijesen o creyesen lo mismo. Craso error el de otorgarse una representación y unas atribuciones que no te pertenecen. Votamos para que alguien gestione los asuntos públicos durante cuatro años, no para que nos digan quienes somos ni lo que tenemos que pensar.
El pensamiento único está más extendido e infiltrado de lo que parece. Es el deseo y propósito de uniformar, controlar, convertir y obligar o prohibir lo que a nosotros nos parece mejor o nos viene en gana. A los aficionados a dictador, de derechas o de izquierdas, se les ve el plumero. Su desprecio por los que no piensan como ellos los delata. Su agresividad no tiene límites o sería terrible si no los tuviera. La tecnología ha acelerado las cosas. De amos hemos pasado a esclavos. De demócratas a miembros de la tribu. Todo se vende porque alguien lo compra. Nos amparamos en la libertad de expresión para decir chorradas, amenazar e insultar al prójimo. La libertad no es eso. Los conceptos de libertad, democracia, tolerancia... se han degradado hasta convertirse en todo vale, todo está bien, basta con apretar un botón para conseguirlo todo... hay un infantilismo mental alarmante. Nene caca.