San Juan abre las puertas del estío de par en par. Caballeros ataviados de forma atávica dan vueltas sobre sus monturas por las calles engalanadas del pueblo. Mantengamos vivo el pasado que somos y seremos. Despierta el erotismo con el solsticio de verano, aletargado durante el frío invierno y el largo otoño melancólico.
Es hora de hacer una crítica de la razón dura, revisar el método del discurso y escuchar el oráculo empresarial: así habló Zara. El comercio nos ha unido desde tiempos remotos, utilizando el señuelo del beneficio económico y el progreso ilimitado. Estamos hechos de lo que compramos y vendemos. Pues hay que hacer negocio para disfrutar del ocio. Lo que vendrá en adelante tiene que ver con todo esto. Estados endeudados. Guerra comercial donde pierden todos. Dicen que subir impuestos es progresista, así que vamos a vivir de prestado. Se acabó el control de las cuentas. Guerra a la austeridad. Es alegría para hoy; hambre para mañana. Aprendimos a dominar el fuego. En la hoguera de San Juan quemaremos bujots a la luz de la Luna. Catarsis necesaria para tanta indignación contenida ante el bochornoso devenir de la política. Hay que deshacerse de lo que no sirve, ocupa espacio y estorba. Lo inútil o dañino se aferra a lo que sea para mantenerse en su sitio, ya no hay principios.
Se prepara la hoguera de la noche más breve. Encendida la mecha, cuidado con los incendios. El fuego sin control lo arrasa todo.