TW

Nadie (solo él mismo) pensaba que la moción de censuara iba a triunfar. Justo antes el ambiente era realmente festivo, excepto para el conspirador. Rajoy se contagiaba de la euforia de Montoro con el presupuesto aprobado y ambos se deseaban una larga vida «al presidente». Rivera se frotaba las manos cada vez que se publicaba una encuesta sobre tendencia de voto. Iglesias había conseguido un aprobado de sus incondicionales militantes para vivir en su chalé con piscina y casita de madera para invitados. Pero los jueces sirvieron a Pedro Sánchez la cabeza de Rajoy en bandeja. La moción se animó casi sola. ¿Quién no iba a castigar a Rajoy tras la vergüenza nacional provocada por la sentencia del Caso Gürtel? Por fin la corrupción ha tenido consecuencias, lo que sirve de lección para aquellos que piensan que el robo de dinero público forma parte del sistema y genera economía.

Sánchez ha demostrado una tenacidad sorprendente. Ya lo hizo recuperando la secretaría general de su partido en contra de los barones y de los históricos. Ahora consigue para un PSOE deprimido un gobierno que no solo ha despertado ilusión sino que tiene pinta de durar al menos un año. Lo suficiente para remontar en las encuestas.

Noticias relacionadas

El aguador ha conseguido que Rajoy «se vaya», que Rivera se calle y que Iglesias se cabree porque no le deja oler ni un trocito del pastel del poder ejecutivo.

El nuevo presidente también ha demostrado otra sorprendente capacidad para formar gobierno, un Consejo de Ministros curioso, con mensajes diversos: las ministras mandan; un duro contra los independentistas; un «grande» que llegaba desde la derecha y homosexual; una fiscal amiga del inhabilitado juez Garzón; expertos en áreas diversas con identidad política; una superviviente de ETA como portavoz, un astronauta y un maxi-periodista, la profesión más desacreditada, después de la de político.

De todas formas el espectáculo no ha terminado. Esto «no es todo, amigos».