La sociedad se mueve por modas. Comportamientos en muchos casos absurdos que repetimos cansinamente una y otra vez en busca más de la aprobación social que la satisfacción personal. La última, la moda de enviar un mail avisando del cambio de la protección de datos.
Las empresas llevan unos días en plan muy pelma avisándonos por email de que tienen nuestros datos, de que ha cambiado la política de protección y de que por ello tienen la consideración de avisarnos. Un detalle, oye.
El exceso de buenrollismo apesta, para qué negarlo. Los últimos escándalos de Facebook, por ejemplo, demuestran que las grandes compañías trafican con nuestra información sin consideración ni sentimientos, y con una falta de escrúpulos alarmante. Y me doy cuenta con la gran cantidad de avisos que me están llegando.
Es que incluso estoy recibiendo emails de empresas o entidades con las que nunca he tenido ni la más mínima relación y por supuesto nunca le he aportado mi información, lo que me permite hacerme una ligera impresión del chanchullo que han estado haciendo hasta ahora con mis datos, con mi información.
Medidas como esta me parecen acertadas -si funcionan y no se quedan en un cansino brindis al sol- para poner un poco de orden. No es normal, por ejemplo, que si soy de Movistar desde el primer teléfono que tuve, Vodafone tenga mi número y me llame para ofrecerme sus productos. A horas en las que tendría que estar penado molestar.
El uso del correo electrónico se ha ido degradando por el abuso de las notificaciones comerciales y nuestra falta de experiencia. Todos estos años que le hemos estado dando a la casilla de «sí quiero recibir información» o mensajes similares de forma consciente o inconsciente ha propiciado que las empresas tengan una suerte de barra libre para mandarnos sus propuestas.
¿Y ahora? Tenemos dos opciones, filtrar y gestionar todas estos correos con el consiguiente gasto de tiempo y salud mental que corresponde o tomarnos un chupito cada vez que recibamos un email de estos. Funcionalmente no servirá de mucho pero al quinto trago la protección de datos nos importará lo mismo que nos ha importado hasta ahora. Salut!