Los independentistas, los secesionistas, los de España nos roba, en sus crédulas ilusiones, pensaban que al otro día de la declaración deprisa y corriendo de la independencia catalana, ya estaba todo consumado, como si no quedase nada por hacer, y lo primero que han visto ha sido como Carles Puigdemont los dejaba a merced de la cruda realidad, contemplando de paso otra situación más cercana, la que ha empezado a pasarles factura a los otros dirigentes que no viajaron a Bélgica. Incautos visionarios en sus ensoñaciones separatistas. Quienes lo saben dicen que hace tiempo hubo un capitán araña que embarcó la tropa mientras él se quedaba en tierra. Este 'capitán araña actual' más que quedarse en tierra lo que ha hecho ha sido poner tierra de por medio. Inesperadamente para el pueblo catalán parte de sus dirigentes capitaneados por Carles Puigdemont, aparecieron en Bélgica, arrastrando de paso por el lodo de sus paranoias a su país, acusándole de unas leyes que para ellos no son de fiar cuando precisamente España tiene las leyes más garantistas de Europa.
En este maremágnum aflora gente inesperada como Ada Colau, en sus ambigüedades que seguía el otro día considerando a Puigdemont como el molt honorable, para nada desposeído de cargo y firma. Parece que hay gente que no se entera cuando el desodorante les abandona, todo porque prefieren pasar por indecisos tibios, lo que evidentemente Colau no hacía, cuando aparecía como personaje relevante, como si estuviera en la tribuna de las cariátides en el mismísimo Erecteon de la independencia catalana al lado de los Romeva, los Turull, Junqueras y el otrora molt honorable presidente, poniendo de paso a Rajoy de vuelta y media. Señora Colau, la creía más firme en sus convicciones políticas y sobre todo pensaba de usted que estaba desposeída del afán protagonista y no al rebufo de ilusos soñadores.
Les dije hace tiempo aquello de pobre Cataluña si alguno de estos llega a gobernarles. A más de uno de los que han salido a la calle se le habrá caído los palos del sombrajo viendo que a trote ligero parte de los dirigentes han buscado la puerta de atrás para largarse al extranjero, pidiendo ser socorridos de la cruel España porque al fin y al cabo ellos, pobrecitos míos, sólo han conseguido que algunas familias no se hablen entre sí, han dividido la sociedad catalana, han conseguido que 2000 empresas, 40 de las más grandes, asustadas, abandonasen la autonomía, aumentando el paro más que en ninguna otra, han malgastado el dinero público. Y hablando de dinero, también han conseguido que los grandes bancos salieran «haciendo fu como el gato» no fuera a ser que a algún iluminado se le ocurriera ponerle fronteras de surrealistas obligatoriedades. Por otro lado, fíjense en el siguiente dato: Carles Puigdemont seguirá cobrando, aún sin ser presidente según lo publicado en internet, este año 145.471 euros, unos 24 millones de pesetas; Artur Mas sigue cobrando un salario público de 111.000 euros al año (unos 18 millones); Trapero cobra 5.000 euros más que Rajoy; la Generalitat cuenta con más de 300 altos cargos que vienen a cobrar 23 millones de euros al año. Bueno… ¿no se imaginarían ustedes que eso de ser independiente es gratis, ni siquiera barato? Porque la independencia es una cosa y la 'pela' es otra. Tampoco sean ahora ustedes los incautos creyendo que el artículo 155 lo arregla todo. Les garantizo que queda mucha pero que mucha tela por cortar. El espíritu separatista forma parte de un segmento de la sociedad catalana. Además, si después de las elecciones la composición de escaños sigue más o menos igual o incluso superada por los independentistas, no tengan ninguna duda de que el asunto del referéndum volverá a estar en la palestra.
