«Si vivim coses veurem» es uno de los dichos recurrentes acuñado en la redacción por el gran Javier 'Dolfo', pozo de experiencia por conocimiento y galones en el fotoperiodismo balear. La simpleza de la frase no le resta un ápice de veracidad.
Y es que el paso de los años permite advertir contradicciones tan escandalosas como la del clan Pujol. El patriarca, Jordi Pujol i Soley, estuvo encarcelado durante la dictadura por defender la libertad de los catalanes. Ahora su primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, ocupa también una celda en prisión, acusado de mangonear y hacerse multimillonario a costa del dinero público que administró el patriarca en su largo reinado en la Generalitat, del que se han beneficiado los siete hermanos y su mujer.
Los 40 años transcurridos desde la llegada de la democracia nos han revelado el perfil dictatorial de un mito de la Nova Cançó, Lluis Llach, quien ahora amenaza con represalias a los funcionarios que no cumplan con la ley de transitoriedad jurídica, previo paso a la desconexión express de Cataluña. El autor de «L'estaca», que escuchábamos en institutos y universidades catalanas a finales de los 70 como himno contra el dictador, junto a los temas de Raimon o Pi de la Serra, entre otros, es hoy diputado de Junts pel sí. Como apoyo ineludible del Govern de Puigdemont, que no como cantante, Llach se permite coaccionar a los trabajadores.
Otro que eludía su relación inevitable con la asquerosa corrupción de su partido, el mismísimo Mariano Rajoy, ha sido por fin citado a declarar en el juzgado, y la intocable Esperanza Aguirre, ha dimitido de sus cargos. «Si vivim coses veurem» y lo que nos falta.