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Ojalá no nos volvamos a leer. Que la persona que eres tú y la persona que soy yo no se vuelvan a cruzar en la vida. Al menos no las personas que somos ahora mismo. Que esta versión gastada y desmejorada de lo que quisimos ser para el 2016 resurja mejorada cual ave fénix en un 2017 cargado de salud. Solo eso, salud, porque lo demás o se compra o se gana.

Hace unos días escuché en la radio a un psicólogo al que no le hacía mucha gracia lo de que nos paremos a repasar el año coincidiendo con el cambio de fecha. «La mayoría naufragamos entre lo que queríamos ser o hacer y lo que alcanzamos», venía a decir. Se ve que este argumento que se repite en casi cualquier hogar nos genera una especie de estrés y frustración que tiñe de gris oscuro las expectativas para el año que sigue. Nos carga el equipaje que llevaremos con más peso del necesario y sin haber cruzado la puerta.

Caí en la cuenta de que yo tampoco he hecho la mitad de las cosas que me había propuesto en estas mismas líneas 365 días atrás –aunque sí que he hecho otras muchas y muy buenas-, me enfadé y apagué la radio quedándome huérfano de solución alguna. Soy tan tonto que fruto del cabreo a lo mejor me perdí la receta mágica para cumplir todo lo que te propones sin tropezar en el intento. Ahora ya nunca lo sabré porque ni recuerdo su nombre ni recuerdo la emisora (Mal terminamos el año).

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Pero es verdad que coincidiendo con la bajada del telón solemos venirnos arriba en la lista de los deseos. Dentro del año nuevo queremos, por ejemplo, correr una maratón cuando necesitamos el coche para ir a por el pan; dejar de fumar siendo incapaces de apagar el pitillo mientras redactamos la lista, currarnos unas abdominales a lo Cristiano Ronaldo sin haber pisado el gimnasio –de forma regular- en nuestra puñetera vida o aprender inglés experto cuando hasta el castellano lo llevamos regulín.

Apuntamos alto, tan alto, que solemos frecuentar las estrellas y eso además de alto está lejos. A lo mejor, entre tanta lista de propuestas, convendría rebajar el listón para que no sea tan complicado cumplir lo que nos proponemos o para que si no lo hacemos la hostia no sea tan dura. Y dejaríamos a mi amigo el psicólogo sin argumentos. Bon Any Nou!

dgelabertpetrus@gmail.com