El Consell d'Eivissa decidirá en septiembre la relación de proyectos que remitirá a la Comisión de Impulso del Turismo Sostenible para que sean financiados y ejecutados en la Pitiusa mayor con los algo más de los cuatro millones de euros que recibirá con la recaudación de la ecotasa.
Los ibicencos, astutos en la negociación política y fenicios en el manejo de cuentas y números, ya saben que les corresponde el 13,5 por ciento de la cantidad que ingresará el Govern balear en las arcas de la Comunidad Autónoma con el nuevo impuesto. Este año se calcula que ascenderá en torno a unos cincuenta millones de euros.
Esta ecotasa es una fuente inagotable de sorpresas. El censo de los establecimientos de alojamiento turístico que cobrarán la tasa incluye más negocios de Menorca que de Eivissa, aún cuando Menorca recibió el año pasado 1.178.729 turistas con 10.121.275 pernoctaciones y un gasto de 992.815 euros, mientras que Eivissa acogió 2.556.280 turistas, 10.121.275 pernoctaciones y obtuvo un negocio turístico de 2.303.482 euros. Los ibicencos están de acuerdo en calificar «apabullante» la oferta alegal, no registrada, que funciona viento en popa, pero no existe a efectos legales ni administrativos. En Menorca, tres cuartos de lo mismo, pero con menos volumen.
Ayer, el vicepresidente del Govern y conseller de Turismo, Biel Barceló, anunció que el Ejecutivo retrasará hasta final de año la regulación del alquiler turístico. «Es muy complicado», afirmó.
Menorca también debe movilizarse para reivindicar, y conseguir, el 12 por ciento que nos corresponde de la recaudación de la ecotasa. A igual que los ibicencos, que cuanto hay reparto entre islas no van de cuentos, debemos exigir lo que se invertirá aquí. Y no cabe demorar, más allá de septiembre, los proyectos que deben ser consensuados.
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