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Día  d'enganar, día grande en «Es Diari»  con sus aferrades de rigor. Normalmente no caigo porque voy apercibido, pero alguna vez me lo he tragado, como el año del ballenato o tiburón o lo que fuere, varado en una recóndita cala del norte más inhóspito de la Isla adonde acudieron las autoridades en protocolaria procesión de incautos (valdría la pena rememorarlo). Hoy tiene gracia el asunto de la moratoria del Consell  para prohibir la  recogida de setas, espárragos y caracoles durante un año. Puedo ver las llamaradas de indignación saliendo de los ojos de ciertos ultraliberales resabiados («¿quién me va decir a mí  lo que puedo o no puedo beber antes de conducir o que no puedo coger  esclata-sangs cuándo y dónde quiera»?)… 

Pero se me había quedado en el tintero mi debido homenaje a Johan Cruyff, el redentor del culerismo, el hombre que cambió la historia del fútbol español, hasta entonces un monólogo del Real Madrid, al poner las bases para erradicar el victimismo del Barça y convertirlo en el club ganador que es hoy día. Necesitaríamos al doctor Freud para interpretar correctamente cómo lo hizo, pero lo consiguió pese a sus dislates tácticos (defensivamente sus planteamientos  te hacían vivir al borde de un ataque de nervios), y en mucho gracias a la flor que ostentaba en salva sea la parte (ganó dos ligas en Tenerife y una Copa de Europa en la prórroga). Luego vendrían Rickjard y Guardiola a racionalizar las ideas de Cruyff y en eso andamos, ante toda una revolución táctica a la que Messi ha puesto la guinda del talento excepcional.

Como jugador, Johan superó a los otros mitos (Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi) en elegancia y plasticidad. Nadie como él para correr y saltar melena al viento sorteando rivales. Sus  cambios de ritmo de gacela fueron una oda a la belleza deportiva. Ay, y aquel 0-5 en pleno franquismo…

2 SÁBADO, 2

Tiempo tenebroso que invita al recogimiento pre-clásico, amenizado por los comentarios a las declaraciones del reconocido intelectual  y reciente miembro de la RAE, Félix de Azúa, quien ayer mandó a la alcaldesa de Barcelona a despachar pescado en unas declaraciones más clasistas que machistas, pero en cualquier caso, inaceptables por su tono arrogante y tabernario. Y es que algunos intelectuales españoles, en lugar de ejercer su magisterio para propiciar un debate fundamentado, optan por soltar exabruptos sin ninguna argumentación que son jaleados por los amantes de la racial destrelada. Esta es, al parecer, la tesis de un libro de Ignacio Sánchez Cuenca, «La desfachatez intelectual» que tengo encargado y que espero con ansias leer a fondo. 

Y por la noche el Real Madrid se lleva merecidamente el clásico ante un Barça de rebajas. Y no está Franco para echarle las culpas… Johan, Johan, ¿por qué nos has abandonado?

2 DOMINGO, 3

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La naturaleza celebra el triunfo del Real Madrid con una explosión de luz y color. Nada como volver al orden de toda la vida. Mientras tanto, las negociaciones políticas siguen su curso y la formación de gobierno ya no parece una posibilidad tan descabellada. Aunque tiene razón Rivera y más vale no tener gobierno que formar un mal gobierno, no sería tan mala la única entente realmente existente hasta  ahora PSOE-Ciudadanos, con diferentes abstenciones, para articular una serie de reformas urgentes sin perder de vista las ineludibles directrices de Bruselas que marcan el paso en una economía cuyo déficit se desboca por encima del 5% pese al autobombo del gobierno en funciones. No veo a Podemos en ello. Veremos.

2 LUNES, 4

Intento entender algo del proceso de defenestración de la consellera Camps con los destellos de las dagas florentinas, el extraño cameo de la presidenta de nuestro Consell, el dontancredismo de la presidenta del Govern y las intrigas de misteriosos altos cargos, pero desisto. Prefiero seguir con la trama urdida por Vargas Llosa en su última novela «Cinco esquinas», trufada de un erotismo desatado en correspondencia con el eufórico estado romántico del escritor. Cuídate, Mario.

2 MARTES, 5

El asunto de los papeles de Panamá es un capítulo más de la novela por entregas con la que las élites económico-financieras amenizan la vida de los pringados de este mundo que somos todos los demás. Un relato que poco tiene que ver con la ficción y mucho, con una era d'enganar planetaria, un reality show de capitalismo financiero codicioso (¿pleonasmo?) a escala cósmica que rebrotará en otros lares, mientras los refugiados de todas las guerras y conflictos deambulan tristemente sin esperanzas, miles de niños mueren de hambre y los depredadores (¿creadores de empleo?) esquilman y calientan criminalmente el planeta… Menos mal que hoy es martes y me toca ejercer de abuelo, podré sonreír.

Pedro J. Bosch 

Oftalmólogo 

y articulista