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Sabemos, queridos lectores, que los tiranos cosifican a sus pueblos, que son incapaces de ejercer la mínima empatía con su gente, con su sufrimiento, con su dolor. Es más, gobiernan acrecentándolo e infligiéndolo, como auténticos psicópatas que reparten el horror inmunes a los gritos de angustia de las personas que más padecen. Los tiranos dejan la razón durmiendo y narcotizan sus conciencias para crear auténticos monstruos.

Sabemos también que la historia está llena de Caligulas y Nerones, de genocidas de ridículo bigote y esvástica en pecho, y de genocidas de grotesco bigote y hoz y martillo por bandera, de dictadores bananeros incultos y crueles, que trafican con personas, con armas, con órganos y con lo que haga falta para saciar su hambre de dinero y de poder.

Pero uno ingenuamente, cándidamente, torpemente, creía que las democracias eran otra cosa. Uno se creyó eso de la separación de poderes, lo de la soberanía popular, lo del paso de súbdito a ciudadano, lo de igualdad de oportunidades, lo de que el progreso no era dar más abundancia a los que mucho tienen, sino lo necesario a los que tienen poco, en fin todas esas ideas que los que gobiernan se pasan por el forro.

2 A estas alturas de la partida, todos somos conscienctes, o deberíamos serlo, de que los políticos hacen cientos de promesas que saben que no cumplirán. No sé en qué momento les dio por tomarnos por idiotas. No sé qué fue lo que pasó para que se crean que les creemos, para que piensen que confiamos en ellos y que ponemos voluntariamente nuestra vida en sus manos. La arrogancia y la prepotencia de algunos de ellos van directamente ligada al número de votos que tienen. Es flipante, pero ni la corrupción más obscena, ni la inutilidad más manifiesta han tenido consecuencias electorales. Un pueblo que vota una y otra vez a gobernantes corruptos e inoperantes, se lo tendría que hacer mirar.

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Han reducido la democracia al acto de introducir una papeleta en una urna cada cuatro años, chim pun, se acabó, ya está, principio y fin de tu libertad y de tu capacidad de decisión. Mete el sobre y otros cuatro años calladito que si no será peor, da miedo imaginar de lo que pueden ser capaces para mantener poder y estatus, para mí que Maquiavelo se les ha quedado corto.

2 Como sigamos así, repitiendo errores y recreándonos en ellos con ese realismo gris y mediocre, nos vamos acabar matando de aburrimiento, de hastió, de hambre o de dolor. Me recuerda a los grandes innovadores del papel de wáter, cuya máxima proeza es ir añadiéndole capas al rollo, doble capa, triple capa…hasta el infinito, un «más de lo mismo» continuo y eterno, bueno para la almorrana sin duda, pero pobre desde el punto de vista del progreso.

Los políticos solo fantasean en sus programas electorales, como si los hubiera redactado Winnie the Pooh en estado de extrema embriaguez. Aunque a veces ni eso, nuestros candidatos locales insertan también medidas mundanas como la de multar con más rigor a los dueños de perros que se cagan en las aceras, mira así evitaran que nuestra Menorca, además de rotondas y túneles absurdos, se llene de mierda canina, al menos esta promesa sí que la cumplirán, o tampoco.

Humor, imaginación y un punto de locura se hacen imprescindibles para sobrevivir hasta el colapso definitivo, como esos ingeniosos publicistas que decidieron anunciar Tampax en la hermosa playa de Macarella, seguro que atraemos a un turismo muy chic, mediterráneamente.


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