Tras rechazar con diferentes excusas la compra de un jamón curado de Teruel («soy muy mayor y solo tomo calditos», le contesto cuando no sé cómo quitarme de encima a una aragonesa impostada que soltaba un «ico» cada dos palabras), una encuesta sobre Unicef, y otra de la propia compañía del móvil que casi siempre llevo apagado, acepto la interlocución de una encuesta sobre política general porque me pilla en un momento de remordimiento por tanta ¿descortés? negativa, desarmado, y porque pienso que es un buen momento para poner a caldo a los de la casta y a sus pretendidos redentores. Pero me escucho a mí mismo soltar tal serie de incoherencias y contradicciones que acaban de quitarme cualquier atisbo de fe en estas tomas de pulso. Total, que en la lluviosa tarde del viernes me reafirmo en que no me gusta estar siempre localizado, mucho menos disponible y, además, me doy cuenta de que no me fío un pelo de las encuestas.
SÁBADO, 14
Pues resulta que Uma Thurman no se ha operado la cara, que todo era maquillaje. Y uno que tenía el comentario a punto sobre la imagen icono de uno mismo, la estetización del mundo (muy interesante el libro de Lipovetsky que acaba de publicar Anagrama sobre el «capitalismo artista»), y demás rasgamientos de vestiduras, celebro habitar un tipo de artículo, el dietario semanal, que me permite aplazar, sedimentar, rectificar, en lugar de la inmediatez/insensatez del artículo diario del aquí te pillo aquí te mato.
Pasa lo mismo con el tema estrella de estos días, la implosión controlada de la Federación Socialista madrileña, que de haber tenido que comentar sobre la marcha hubiera cargado las tintas sobre el autoritarismo, la falta de democracia interna y el sursum corda. Pero claro, el espacio se había terminado, no quería eliminar nada de lo escrito y ahora, un par de días después ya no pienso lo mismo. Y es que Gabilondo el físico, de confirmarse, sería un gran candidato, quizá el único que puede ahuyentar el espantajo de una Esperanza Aguirre folklórica, de otra época, y de paso relanzar al atribulado socialismo español. Veremos.
Tras presenciar resignadamente el primer gol del Realísimo, me adentro en la maraña ciudadana del Carnaval para llegar al Ateneo y recrearme, con otros friquis de la mitología griega, en las penalidades de Prometeo, Tántalo, Sísifo e Ixión, y me aterra especialmente, como tragaldabas que soy, el suplicio de Tántalo, el pobre, que cada vez que intentaba comer, los manjares se alejaban de su boca…
DOMINGO, 15
Habrá que repetir, por activa y por pasiva, como dicen los políticos, que algunos no estamos en contra de la mejora de la carretera general ni somos trogloditas, sino que solo discutimos dos, dos, de las rotondas previstas, y que nada tenemos que ver con la contienda electoral. Resulta cansino reiterar lo obvio, aunque últimamente la gaviota mensajera sugiere un nuevo y falaz argumento: criticar el exceso de rotondas (repito, solo el exceso, algunas son necesarias), es desprestigiar la marca Menorca… ¡Acabáramos!
Por la noche, en La Sexta, más madera, un ingeniero de caminos plantea la madre de todas las preguntas: ¿Están justificadas cuatro rotondas de doble nivel en diez kilómetros de carretera?
MARTES, 17
Diálogos cibernéticos: Por fin puedo manifestar un punto de acuerdo con quien disiento en casi todo y con quien me une, además del afecto que se remonta a paseos conjuntos por la Explanada en los carritos que empujaban nuestras madres, la música, determinada música, como «Tapestry» de Carole King, mi disco de toda la vida (en mi funeral, tengo dicho a los míos, quiero que suene «You've got a friend»). Alborozado por la constatación, se lo comunico por email. ¡Albricias!, me responde. Un puente es un puente. Precisamente acabo de escribirle un cuento a Inés sobre ríos y puentes…
JUEVES, 18
Enternece ver los esfuerzos de los dirigentes populares por pronunciar «Ciutadans» en catalán íntimo. Lo que hay que hacer por un puñado de votos…