Francesc Fèlix, un profesor mahonés culto y amable que ejerce de menorquín, pronunció la lección académica en el acto central del 150 aniversario de la creación del Instituto Joan Ramis i Ramis de Maó.
Catedrático de Química, Fèlix Bosch desgranó sus vivencias en torno a este centro docente, tota una vida, al que sigue vinculado como exalumno y también como docente. Diez años transcurrieron desde la visita, en 1953, del entonces ministro de «Educación Nacional», Joaquín Ruiz Jiménez, a la inauguración del nuevo edificio, ubicado en sa Creu den Ramis.
La primera controversia se suscitó en torno al nombre del instituto, con la propuesta de tres personalidades: Joan Ramis, Mateu Orfila y el doctor Guardia, que se resolvió a favor del ilustrado autor de Lucrècia, porque la denominación del padre de toxicología legal -medècin français, il ést née a l'Espagne, como era definido en París- se reservó para el hospital.
El maestro Fèlix, desde la experiencia de tantas horas en las aulas, tantos clases impartidas y tantos alumnos, reivindica el nivel exigido para aprobar, con críticas generalizadas, pero «que no era negociable para muchos profesores». Cuestiona también que la Junta de Evaluación tenga potestad para aprobar por votación una nota concreta de un departamento concreto: «desprestigiamos la profesión».
La pedagogía del profesor Francesc Fèlix consiste en dominar la materia, saber comunicarla y «ser capaz de crear un clima atractivo, claro y diáfano, como un artista que interpreta». El docente no se puede rendir y tampoco enfadarse, consciente de que su trabajo es un servicio.
Cincuenta años después, Menorca cuenta con siete institutos de Secundaria, y la isla ya no es definida en los libros de texto como «Peñasco rocoso azotado por el viento y con escasa vegetación».
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