El último cartel que se cayó de las paredes del viejo hospital Verge del Toro fue el que indicaba el Mortuori. Es curioso lo que une la casualidad: un hospital, donde se salva la vida, y el mortuorio, la puerta de exitus que nadie quiere cruzar. Algunos deciden cómo quieren irse y dejan su testamento vital en el registro de últimas voluntades. Es un documento importante para cualquier persona y por eso no se comprende que en el nuevo hospital pueda darse aunque sea un solo caso en que se dificulte la aplicación de las últimas voluntades porque el sistema informático no funciona o el archivo de los documentos está cerrado y quien tiene la llave no trabaja los festivos y los fines de semana. Los médicos se dedican a recetar «vida» pero bien saben que algunas veces les toca ayudar a alguien y a las familias a vivir una buena muerte.
Terra de Vent
Ligeros de equipaje
27/04/14 0:00
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