Las noticias en las primeras páginas de los periódicos no son en general ni lo que más apetezca leer ni en muchos casos por lo que la época presente será recordada. Hay a veces noticias escondidas, incluso las que no aparecen, que nos pueden proporcionar mayor satisfacción y que a la larga pueden ser muchos más significativas. Claro que lo que a mi me puede resultar significativo no implica ni que lo sea ni que a nadie más le importe un rábano.
Este año ha habido dos noticias que me interesado vivamente y que me hacen ver el 2014 como un año interesante. Una es el descubrimiento de dos poemas no conocidos de Safo, la otra es la traducción del cuneiforme de la llamada Tablilla del Arca.
Siempre he tenido simpatía a Safo. De pequeño, en casa de los abuelos, había una estatua de Safo a la que cogí cariño, luego con los años y leyendo los fragmentos de sus poemas fui descubriendo su encanto. Por desgracia, los poemas que acaban de encontrarse no son de los que más me gustaran, pero en cualquier caso ha sido una buena noticia.
Pero para mí, la mejor novedad de este año ha sido la traducción de la Tablilla del Arca. Ya vi a finales del pasado año el anuncio de que se había identificado esta tablilla y que pronto saldría la traducción. Esperé con impaciencia hasta que a final de enero apareció el excelente libro de Irving Finkel llamado «El Arca antes de Noé». En él, no solo da a conocer la traducción de la tablilla sino que la pone en el contexto de todas la versiones mesopotámicas del diluvio que se conocen.
Es curioso que cosas que yo mismo he escrito hace unos años si no las guardé en papel ya no las podría recuperar. Desde que tenemos ordenadores, primero guardábamos información en cintas magnéticas, luego en floppies, más tarde en varias versiones de discos duros. En cada una de estas formas, al paso de unos años, ya no tenemos forma de recuperar la información a menos que vayamos a un centro especializado.
Lo escrito en papel o pergamino se conserva siglos y si es en un país seco como Egipto puede llegar a milenios. Pero gracias a Dios los sumerios escribieron en tablillas de arcilla, en aquellas tierras humedas el pergamino no hubiera durado, y así ahora podemos leer ahora un historia escrita alrededor de 1750 antes de Cristo, hace casi cuatro mil años. Una versión de la historia del diluvio escrita unos mil trescientos años antes de la versión bíblica.
Ya conocíamos otra de la historia del diluvio en la Épica de Gilgamesh que fue escrita alrededor del 700 antes de Cristo y por tanto poco más de un siglo anterior a la versión de la de la Biblia. De las doce tablillas de la saga, la historia del diluvio está en la tablilla XI y fue traducida en 1872 por George Smith. Fragmentos de la historia mucho más antiguas se han encontrado posteriormente pero la tablilla del Arca traducida este año es de las más antiguas y completas. En ella se dan detalles que son muy interesantes.
Probablemente lo más curioso es la descripción de la construcción del Arca. Según esta tablilla el Arca era circular. Su construcción se basa en la típica coracle que se ha venido usando en los ríos durante milenios sin cambios sustanciales. En la foto se muestra un coracle actual que se usa en la India. La diferencia es que el Arca tenía dimensiones de un campo de fútbol. Pero aún más interesante es que los detalles que se dan sobre la construcción son matemáticamente consistentes con las dimensiones del Arca como Finkel ha mostrado.
Existen muchos paralelos entre esta versión y la historia de la Biblia, exceptuando el contexto religioso. En la versión bíblica la extrema reacción de Dios se debe a los pecados de los hombres. En la versión mesopotámica la causa es más simple, Enlil y otros dioses cansados del ruido que hacían los hombres que no les dejaban dormir deciden exterminarlos por el diluvio. Viviendo en un apartamento en el centro de Madrid, algunas noches de fin de semana, comprendo perfectamente la reacción de Enlil.
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