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Hace dos semanas me robaron la bici. La dejé, como otras noches, atada al soporte de la calle, enfrente de casa, procurando que el candado cogiera a la vez la rueda trasera, el cuadro y el sillín. Todo con tal de complicarle la cosa al maldito caco trasnochador que se encaprichara justo con ella. Con las que hay... Pero está visto que a uno le persigue el gafe. Lo descubrí el primer día que, hace dos años, mi coche fue el único de la calle que apareció con la puerta rayada. Y la semana siguiente la otra, y luego las ruedas. Hasta que lo denuncié en Comisaría y todo acabó.

Ahora es el pobre Sebastià Moll, el yaex l'amo des julivert, quien ha sufrido la afrenta. Esta semana fue su bici la que mangaron. ¡A quién se le ocurre meterse con un emblema de las fiestas de Sant Joan! Total, que se ha liado la cosa. El director de «ElIris» lo denunció en las redes sociales y, en solo una hora, tenía 69 comentarios. Y una solidaridad algo rancia, casi intrínseca, había empujado a uno de los internautas a montar un grupo en facebook en solidaridad con el afectado. Hoy, tres días después, ya somos legión los que nos hemos apuntado simbólicamente a buscarle la velo robada a Sebastià.

Así somos. Como el niño que suspende y el profesor explica a sus padres que no es que no llegue, es que no quiere. Que solo aprueba y hace codos para lo que le interesa y le motiva. Ayer mismo había más conmoción popular por el fallecimiento de Manolo Escobar que por el hecho de que hayan devuelto medio millón de fianza a Matas y éste todavía no haya pisado la cárcel.

Y mañana, seguro, nos seguirán encrespando más los robos arbitrales que los perpetrados por los saqueadores de lo público. 145 familias menorquinas se ven obligadas a subsistir con la ayuda de último recurso de 300 euros del Consell, pero nada logra movilizarnos tanto en tan poco tiempo como la velo de Sebastià. Quizás añoramos la época en que en las instituciones también se robaba, sin nosotros saberlo, pero podíamos dejar tranquilos nuestra bici apoyada y sin atar en la puerta de casa.