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En mi reciente viaje pude apreciar en varias ciudades europeas que se estaban reformando las vías peatonales, o sea, plazas y aceras para la mejora de los viandantes, tanto locales como turísticos. A pesar de los inconvenientes que producen cuando se levanta un pavimento para una mejora futura, la comprensión del visitante es total.

Me acordé de varias personas de Mahón que me habían encargado una excursión por nuestra plaza Colón, ya que se había convertido en intransitable para los peatones, principalmente gente mayor con dificultades de movilidad.

Regreso a Sa Roqueta, mochila, máquina de fotografiar y directo a la plaza Colón. Caminas por el centro de la plaza tranquilamente por la ausencia de vehículos rodados por ser peatonal, vatuadell cent llamps, hay que ir con una precaución total para no torcerte un pie, debido al mal estado del empedrado.

Por cierto lleva años sin que nadie de Dalt la Sala se haya preocupado en solucionarlo y en la plaza la Parroquia, hoy de la Constitución, tres cuartos de lo mismo.

Otra reivindicación ciudadana es el mal estado de las aceras de la calle Anuncivay, lo cual provoca dificultad en caminar a los habituales de esta calle… Parece ser que se tienen previstas mejoras, pero mi pregunta lógica es: ¿para cuándo estas actuaciones? Lo más grave, según me cuentan, es que alguna de las anteriores corporaciones en vez de arreglar el piso de esos lugares optó por protegerlo, es decir, por añadir dificultades para un día caminar con seguridad.

En cuanto a la calle Ses Moreres, desde que se ha cerrado al tráfico rodado, que para mí ha sido un acierto total, los peatones pueden evitar el caminar por las puñeteras aceras, usando la calzada central que resulta más cómodo, evitando torceduras y tropezones.

Ya sé que todo lo anteriormente expuesto es un problema de billetes, es decir de una cantidad determinada de euros y también de voluntad política, pero al sufrido contribuyente le importa un carajo tanto lo uno como lo otro, lo que quiere es poder caminar con seguridad, no provocar un gasto a la Seguridad Social por las posibles torceduras, evitando una visita al galeno de turno, que normalmente termina provocando una baja temporal.

El pasado domingo por la noche a la salida del concierto del Teatro Principal, en la cuesta de Sa Plaça, un operario de la empresa encargada de la limpieza de nuestra ciudad, estaba limpiando de chicles pegados en la vía pública.

Tarjeta roja para el que los tira al suelo y un aplauso para el operario. Si vivim coses veurem i fins dissabte que ve, si Déu vol.