Cómo perder 20 años y tres semanas

El primer día que a la consellera Camps se le fue la mano y apartó a los tres directores de Maó logró movilizar a los docentes en su contra. Y cuando trató de ningunear la manifestación de 120.000 personas en las calles demostró que, con los docentes, los padres y los alumnos unidos, ya tiene la guerra perdida.

Exigir a los docentes que impartan materia «aunque haya un solo alumno en clase» se interpreta como un desafío. Y hablar sólo para IB3, como hizo ayer, despreciando al resto, supone una clara muestra de debilidad. Cuando uno se aferra al único medio que aún cree controlar y rehuye la pluralidad es que ha perdido la realidad de las cosas.

¿De qué sirve invocar la legitimidad de un programa electoral votado por la mayoría si ahora la mayoría se manifiesta tan claramente en contra? A veces, hace falta que alguien venga de fuera y te abra los ojos. O te despierte de un bofetón. Como le ha pasado este semana a la Reserva de la Biosfera de Menorca, que se vanagloriaba de serlo desde hace 20 años y que, ofuscada en su autocomplacencia, ahora descubre de repente que no ha sabido sacar tajada de la declaración por no implicar al sector privado. Tres años ya de estériles discusiones bizantinas sobre el peso que deben tener las patronales en la fundación turística y la Reserva que sigue siendo el bonito escaparate de una tienda aún por abrir. Como ese TIL que el Govern quería imponer y ahora, tres semanas después de iniciado el curso, todavía tiene a los profesores en rebeldía y a los alumnos haciendo novillos en la calle. Ni hay clase ni la Reserva funciona. Hasta que la consellera vuelva en sí y recobre el sentido de la realidad. 120.000 personas no pueden estar equivocadas...