W.B. Stanford, profesor de griego en el Trinity College, escribió en 1955 un libro titulado "El tema de Ulises" en el que estudiaba las transformaciones que había sufrido el héroe de la Odisea a lo largo del tiempo. Cincuenta y ocho años después, la editorial Dykinson ha tenido el valor de publicar en castellano esta obra erudita que sigue los pasos del noble itaqués desde antes de que Homero lo tomara como personaje (pues al parecer no fue una invención del poeta ciego) hasta que James Joyce lo transformó en Leopold Bloom, un antihéroe burgués que deambula por Dublín un famoso 16 de junio de 1904.
Como dijo el poeta inglés John Keats: "Deberíamos alegrarnos de recibir más noticias de Ulises de las que esperamos", y el trabajo de Stanford es un impresionante análisis de los cambios con que la sociedad recibe a un personaje de acuerdo con sus valores vigentes. Así a lo largo de los tiempos el astuto e ingenioso Odiseo, a quien cantó Homero, ha sido retratado con posterioridad como un villano, un personaje maquiavélico, un tenorio, un glotón, un maniobrero, un mentiroso, un egoísta redomado o un mal consejero que pena sus culpas en el séptimo círculo del Infierno de Dante.
La lección de "El tema de Ulises" va más allá de la literatura. Cada sociedad se engaña a sí misma creyéndose que conoce el fin de la historia y que sus juicios son tan definitivos que incluso se permite juzgar la memoria histórica. Sin embargo, el tiempo nos volverá a juzgar de nuevo en repetidas ocasiones sin que podamos saber cómo nos verán más adelante y qué dirán de nosotros.
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